Día de los enamorados, de Garry Marshall

El amor como lugar común y sin gracia

Por: Íñigo Montoya

Como dirían en la industria del entretenimiento, el material con que está hecha esta película es oro. Lo tiene todo para crear historias buenas, divertidas, emotivas y que conecten con todo tipo de público: el amor y las relaciones de pareja a partir del hilo conductor del día de los enamorados, o el día de San Valentín, como lo llaman los gringos.

Pero ese oro se hizo polvo y el viento se lo llevó de las manos de Garry Marshall, un director que ha hecho algunas buenas comedias románticas y escrito innumerables películas y series de televisión. No supo explotar su material y lo que el espectador terminó viendo fue un conjunto de historias unidas por reiterativas -y por ello molestas- casualidades, todo con el fin de, supuestamente, hablar de amor de manera graciosa.

Sobre el amor nada nuevo dijo y los momentos graciosos fueron realmente pocos. La causa de esto fue tal vez querer recurrir demasiado a los estereotipos y a los casos comunes: amor de niños, de viejos, de adolescentes, de amigos, de homosexuales y de adultos. Todos estaban cubiertos. También el desamor, el despecho, el engaño, el amor imposible, el de toda la vida, etc. La soledad y la búsqueda del amor son, obviamente, otro de los motores que mueven la historia.

Y no es que sea difícil hacer algo original e inteligente con el esquema de película coral (muchos protagonistas) que cuenta varias historias entrecruzadas en torno al amor, y eso lo pueden demostrar dos buenas y recientes películas: Realmente amor (2003) y Definitivamente él no te quiere (2009). Están hechas con el mismo material pero en ningún momento se antojan tan trilladas, predecibles y poco agraciadas como ésta.