Mamma Mía! o Nostalgia por ABBA

Contra todos los pronósticos que podrían dar a esta película, de acuerdo con sus componentes, como una más del montón, resulta que ha sido un gran éxito. Y es que se trata de un musical, mezclado con comedia romántica y con toques de película juvenil de vacaciones.

El musical teatral en el que se basa, estrenado en 1999, también fue un éxito, y tal vez la razón de esto no está en el género, ni en su ya conocida trama (la joven que invita a tres viejos amores de su madre para averiguar cuál de ellos es su padre), ni en el tono de comedia, sino que la razón más bien es  la nostalgia musical, específicamente por el grupo sueco ABBA, cuyas canciones son la base del musical, pero también por la época que representa: los setentas y el furor de la música disco.

Ese éxito que la ha acompañado mundialmente no se ha reflejado en Colombia, y es sencillamente porque en este país no pegan los musicales, pues no tenemos esa tradición cinematográfica. Nuestra tradición va por vía del melodrama y el realismo, porque música, sólo en las viejas películas de Disney, en las que ya dejaron el “vicio” de cantar y bailar cada diez minutos.

Esta película, protagonizada por una enérgica y versátil Meryl Streep, alcanza a ser divertida y entretenida, pero si y sólo si (como decíamos en matemáticas) hay una afinidad por ABBA y su música, por lo demás, es una más de todo lo demás.
I.M.

¿Para qué meterse con Zohan?

Salido de la rica cantera de Saturday Night Live, el actor Adam Sandler es entre todos esos comediantes uno de los menos talentosos y poco creativos, y sin embargo, uno de los que mayor éxito tienen. La clave del humor de sus primeras películas era el infantilismo, puro y llano. Al parecer, ya pasados sus cuarenta años, se vio forzado a cambiar la débil lógica de su humor y de la mentalidad infantil pasó, de golpe, a la sexuada en su variante más explícita y vulgar.

Su última película, No te metas con Zohan, tiene un humor casi incomprensible, salvo si se tiene la mentalidad de un arrecho adolescente con poco seso bajo su despeinado cráneo. Un buen ejemplo de esto es cuando se despide de la chica, primero agitando la mano y luego, como si fuera otra mano, con el pronunciado bulto que tiene en su entrepierna. Ni hablar de cuando coge cosas con sus caderas, incluso estando desnudo. Tiene algunos buenos y oscuros chistes (los visuales, porque los verbales son aún más burdos y elementales), como cuando juegan con el gato, pero en general, es otro monumento al mal gusto y vulgaridad de Hollywood. 
o.o

Expedientes X: Quiero creer, de Chris Carter

No soy fan de la serie. Pero, en general, ¿No se trataba de extraterrestres? Me dicen que también tenía que ver con lo paranormal, sin embargo, que en esta nueva entrega lo paranormal se reduzca a un simple vidente, es todo un timo.

Tampoco soy fan de Mulder y Scully o la posible relación que tuvieron, pero lo que vi aquí fue un melodrama ininteligible en sus motivaciones. Si el que ha sido fan lo entiende, pues por ahí empiezan los problemas del filme, que no se defiende solo, sino que necesita la muleta de la serie.

Es muy sospechoso que el vidente haya sido un sacerdote pederasta, parece más un guiño para crear polémica. Porque si era por relacionar lo paranormal, la ciencia y la fe, la salida fue muy obvia y sensacionalista. ¡Que protesten los guionistas del vaticano!

Me aburrí tremendamente, y como no soy un hombre de fe, salí convencido del teatro de que la única razón por la que hicieron esta película, fue porque sus creadores y el dúo de ex estrellas se estaban quedando sin “blanca”.
I.M.

La mejor cara del Guasón

En realidad, por ser un villano, la mejor cara debe ser la peor. Este personaje nació con el mismísimo Batman, en la primera entrega del cómic en 1940. Desde entonces ha sido dibujado e interpretado de distintas formas. Lo que lo define, en esencia, es que es un sicópata. No busca dinero ni poder, sólo causar caos y hacerle todo el daño posible a Batman, pero nunca matarlo porque eso acabaría con la diversión. Veamos algunas versiones:

El dibujado. Ha mutado de apariencia según el dibujante y los tiempos. Igualmente lo han caracterizado de distintas formas: amenazante, torpe, loco, payaso o vulgar criminal.

 

 

 

El de César Romero. Un poco ingenuo y tonto como correspondió a la serie de televisión de los años sesenta, con su estética camp y esos golpes que mostraban su sonido con palabras.

 

 

 

El de Jack Nicholson. Tan desquiciado, delirante e ingenioso como el cine de Tim Burton. También tan abusivamente histriónico como el actor que lo interpretó.

 

 

 

El de Heath Ledger. Más que por la acertada interpretación, su verdadera fuerza viene de la forma como fue concebido, desde su nada glamuroso maquillaje, hasta el extremo sicopático al que el director Christopher Nolan lo lleva. El único de todos que realmente perturba.

TAQUILLA DE LAS CIUDADES EN COLOMBIA

El Sistema de Información y Registro Cinematográfico, SIREC, dio a conocer la lista de taquillas por ciudades del primer semestre de 2008 en Colombia del 1 de enero al 30 de junio. En todo el país la cifra es de 10.123.727 boletas vendidas. Las cuatro ciudades de mayor taquilla son:

- Bogotá: 4.979.153 boletas
- Medellín: 1.373.598 boletas
- Cali: 1.020.879 boletas
- Barranquilla: 511.907 boletas

Proyectando estas cifras a un año, en Medellín no se alcanzarán a vender 3 millones de boletas. Y si tomamos en cuenta la población del área metropolitana, esto quiere decir que el promedio estadístico no alcanza ni para que siquiera cada persona vaya a cine una vez al año.

El público de Medellín va muy poco a cine, y cuando va, ve las mismas películas. En parte por eso la cartelera es tan pobre y reiterativa. Incluso es un hecho que buena parte de las ganacias le entran a los teatros es por la venta de crispetas y demás.  Es decir, sin crispetas no hay negocio.

O.O

Wall-E: Chatarra enamorada

Es fácil creer que, por ejemplo, en La dama y el vagabundo dos perros se enamoren o en Shrek lo hagan un par de ogros. Pero en Wall-E no sólo lo hace un robot de otro, sino que éstos, salvo por un par de palabras, ni siquiera hablan.

Mucho se podría decir de las cuestiones acerca de la inteligencia artificial propuestas por el cine en relación con las emociones de las máquinas, desde Hall 9000, el computador de 2001: odisea espacial, que canta una canción mientras lamenta que lo desconecten, pasando por los androides de Blade Runner que se niegan a tener fecha de caducidad, hasta el tierno y desprotegido niño de Inteligencia artificial que quiere ser humano.

Pero bueno, aquí estamos es ante una película infantil, donde además de la fantasía, la metáfora juega un papel fundamental, de manera que es del todo posible que dos robots se enamoren, porque en últimas importa es todo el trasfondo de amor, solidaridad, perseverancia y ecología que propone la historia, además de lo entretenida y divertida que es.

Aún así, se me ocurren un par de preguntas: ¿Existe una empatía de los niños hacia estas máquinas, por más humanizadas que estén, de la misma manera que la hay con personajes que son animales, seres fantásticos o personas? ¿Qué repercusiones puede tener que los niños se “encariñen” –como ocurrió con los peces dorados luego de ver Buscando a Nemo o con los búhos tras la saga de Harry Potter- con estas máquinas y traigan ese sentimiento al mundo real?
O.O
 

Las salas de cine de Medellín

¡Soltá al pelao!

En Medellín parece que a pocos les importa ver bien una película, sea ésta buena o mala.  No debería ser cosa de puristas y cinéfilos el deseo de ver una película en las condiciones ideales. Y es que la manera en que muchas salas de cine atropellan al espectador es, esencialmente, debido a que el público nunca reclama.

Hace muchos años la gente gritaba: ¡Foco! o ¡Cuadro!, en medio de la proyección, cuando era necesario (el jocoso, que nunca falta, se burlaba del proyeccionista vociferando: ¡Soltá al pelao!). Incluso en los festivales de cine es una práctica común que el público esté atento y exija una buena proyección. A continuación los requisitos para una buena proyección y las peores salas de la ciudad.

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