Wally “El Sucio”
Por: Oswaldo Osorio
¡Ésta sí es una película de Clint Eastwood! Dirán seguramente quienes crecieron (y envejecieron) viendo al vaquero Sin Nombre de Sergio Leone y al duro policía de Don Siegel. Luego el mismo Eastwood, como director, continuaría los pasos de sus dos maestros, haciendo películas de individualistas con madera de anti-héroes, definidos por su honestidad y sus principios firmes, aunque muchas veces algo fascistas.
Pero a pesar de que acababa de hacer dos “películas de chicas” (Golpes del destino y El Sustituto) un tanto sentimentales y condescendientes, vuelve a sus viejas andadas con esta cinta impecable en su elaboración y contundente en sus planteamientos.
Sin hacer demasiado alarde, ni visual ni narrativo, el veterano Eastwood encara, delante y detrás de la cámara, una historia tan simple en su argumento como compleja en sus implicaciones. Con su mirada de viejo sabio, pero mascullando en tono recriminatorio y con el lenguaje que conoce, le da una mirada a su querida Norteamérica y a algunos de sus problemas más críticos: la violencia, el racismo y la intolerancia.