¿Quiere mejorar su letra? Paciencia y práctica son la clave
El 23 de enero se celebra el día de la escritura a mano, una costumbre cada vez más inusual por el uso de la tecnología.
Las fórmulas, esas listas de medicamentos que recetan los doctores, ahora se imprimen en computador. No siempre fue así de fácil descifrar los garabatos de los médicos. Puede preguntarle a sus padres, hermanos mayores y hasta a sus abuelos –a lo mejor usted recibió alguna– y las también llamadas prescripciones antes estaban escritas a mano. Entonces descifrar el nombre de la pastilla o el jarabe era una odisea, incluso para los boticarios.
Cabe aclarar que no son solo los médicos (que han cargado la mala fama en el transcurso de la historia con sus recetas ilegibles), hay quienes cuando escriben pareciera que lo hacen en jeroglíficos, esas figuras o símbolos que usaron los egipcios y otros pueblos antiguos. Y eso sin contar si lo hacen en letra pegada o despegada, como coloquialmente se le dice en Colombia (cursiva o redonda).
La belleza poco importa
Explica Mónica Lucía Arcila Restrepo, calígrafa y profesora de dicha materia, que una cosa es escribir de manera legible y otra la caligrafía con sus decoraciones, arabescos y florituras. “La letra bonita se puede aprender en cualquier momento, pero hay algo que es importante y es tener una que sea legible”.
Beatriz Builes, docente de ilustración en la Universidad Pontificia Bolivariana, magister en Educación y Directora de diseño gráfico de la UPB, aclara que la escritura, como el dibujo y otras habilidades manuales son virtudes, que las personas tienen desarrolladas en mayor o menor grado. Como son destrezas, se pueden perfeccionar con ejercicios de caligrafía.
Este tema se ha vuelto popular con el impulso de las redes sociales que comparten imágenes. Solo la etiqueta #Calligraphy en Instagram tiene más de 13 millones de publicaciones, al igual que #Lettering con 13 millones de publicaciones, la llamada caligrafía moderna que está muy de moda según detalla la profesora Arcila.
¿De qué depende la forma?
Desde la postura del cuerpo hasta la manera en la que se sujeta un lapicero o una pluma, si es zurdo o diestro, si ejerce mucha o poca presión, de eso dependerá su grafía.
Precisa la profesora Arcila que, por ejemplo, un lápiz se debe sujetar con el pulgar, el índice y el dedo medio, “y si va a escribir en cursiva se debe girar la hoja hacia la derecha si es diestro o hacia la izquierda si es zurdo”. Mientras que si va a hacerlo en letra redonda o también llamada imprenta, debe dejar la hoja recta.
No apriete demasiado los dedos para que no se canse más rápido. Otro punto importante es el tipo de lapicero que esté usando ya que si la tinta corre suave, le será más fácil anotar con soltura que si se pega o está más seca.
Tampoco debe desilusionarse si le es muy difícil sujetar el lapicero de la manera que aseguran es la adecuada, “uno en la enseñanza puede sugerir formas más correctas para una mejor escritura, pero no hay una sola manera. Tengo estudiantes y compañeros que agarran los instrumentos de dibujo de la forma más extraña y son unos excelentes dibujantes. Sea como sea, lo importante es la práctica”.
Las especialistas consultadas agregan que tenga la edad que tenga puede mejorar su letra, si considera que no es ni legible ni bonita. “Una persona puede mejorar su manera de escribir con clases de caligrafía. Hay quienes cuando eran niños aprendieron a usar el lápiz de alguna manera que quizá hace que se dañen sus trazos, otros lo hacen con mucha presión” anota la profesora Arcila.
“Sí se puede mejorar”, añade Builes, “mi experiencia me ha demostrado que hasta incluso alguien diestro que por algún motivo ya no puede escribir con la derecha puede aprender a hacerlo con la otra mano”.
Cursiva o redonda
No hay una obligatoriedad en la educación nacional a la hora de enseñar de forma pegada o despegada. Cuenta Ángela López que su hijo, que está aprendiendo a escribir, le están trabajando en el colegio la cursiva mientras que a su sobrina no. “Dicen que tiene beneficios pero la verdad a él le ha dado muy duro este tipo de letra”.
María Cristina Muñoz Mejía, licenciada en educación preescolar y terapeuta de Neuro Fit, aclara que los movimientos del ser humano no son separados y cuando se escribe con letra imprenta “hay que hacer cierres, parar en cada vocal o consonante y empezar otra. Esos movimientos, dicen los que son partidarios de la cursiva, son menos naturales. Es una discusión de nunca acabar”.
Y esa controversia se ha llevado a términos académicos y hasta en escenarios públicos. Ocurrió en Estados Unidos, en 2013, cuando en los planes de estudio de las escuelas públicas no se incluyó la enseñanza de la letra cursiva.
En un debate que organizó el diario The New York Times y que publicó luego en su página web en la sección Room of debate, Suzanne Baruch Asherson, terapeuta ocupacional y moderadora del programa educativo Handwriting Without Tears (escribir a mano sin lágrimas), detalló que la letra pegada estimula “las sinapsis cerebrales y la sincronía entre los hemisferios izquierdo y derecho, algo ausente al hora de teclear”.
Como contraparte, en otro artículo, la profesora Kate Gladstone, defendió la decisión de quitar la también llamada bastardilla. “La escritura a mano es importante, pero no la cursiva” y añadió que los adultos que sí aprendieron a pegar una letra tras otra en su infancia, la usan en muy pocas ocasiones.
Pegada o despegada, la profesora de psicología educativa de la Universidad de Washington, Virginia Berninger, argumentó, gracias a sus estudios del efecto de la escritura a mano en el cerebro humano, que “la secuencia de los trazos involucra la parte pensante de la mente”, según detalló una publicación de dicho centro educativo.
Berninger estudió por cinco años a un grupo de niños de Seatle, Estados Unidos, de los grados uno a cinco para descubrir que la escritura cursiva y el uso de un teclado utilizan funciones cerebrales relacionadas pero diferentes, “lo que subraya que la escritura es una tarea compleja que se basa en muchos procesos neurológicos” y concluyó que los niños a quienes se les enseña a escribir (con la letra que sea) aprenden a leer más temprano, “generan ideas más fácilmente y tienen una mejor capacidad para retener información”. En conclusión es una defensora de la escritura a mano.
Competir con la tecnología
No es un secreto que ahora se usan más los dedos en el celular que para agarrar un lápiz y un papel. Indica la profesora Builes que se ha perdido esa habilidad al escribir y eso se nota tanto en la forma de la letra como en la gramática y la ortografía, “por todos los atajos lingüísticos que la tecnología permite. Las nuevas generaciones poco escriben en una hoja porque tienen otras herramientas. Se ha perdido el sentido de la escritura a mano, desde la forma y desde el lenguaje y las normas orto-gramaticales, además por la falta de lectura que es el mejor maestro”.
Un estudio de 2014, llamado The Pen Is Mightier Than the Keyboard (La pluma es más poderosa que el teclado), publicado en la revista Psychological Science y liderado por los psicólogos Pam Mueller y Daniel Oppenheimer, afirma que tomar notas a mano es mejor que hacerlo en un portátil, porque ayuda a recordar información conceptual a largo plazo.
Hicieron la prueba con varios estudiantes que tomaron nota en diversas conferencias TED. La investigación encontró que los que escribieron a mano fueron más lentos que lo hicieron en el computador. Sin embargo la ventaja de hacerlo a mano es que se es más selectivo al anotar lo que se quiere resaltar, “seleccionando así información más importante para incluir en sus notas, lo que les permite estudiar este contenido de manera más eficiente”, escribieron los psicólogos.
El próximo 23 de enero se conmemora el Día de la Escritura a Mano y si busca la etiqueta #handwritingday en redes sociales encontrará, en todos los idiomas, personas que exaltan esta experiencia milenaria.
Escribir no debe ser un tormento y si su letra no le gusta, ya sabe que puede mejorarla. Que sea más legible que hermosa, puede ser un propósito para este año. Póngale la firma.