Tendencias

A los niños también les cambió la rutina

Médicos y psicólogos pediatras explican implicaciones del confinamiento y dan recomendaciones.

Periodista de la UPB. Amante de las historias y de las culturas. Estoy aprendiendo a escuchar y a escribir.

04 de febrero de 2021

A mediados del próximo mes, en marzo, cumplirán un año los primeros niños colombianos que nacieron durante el confinamiento, a los que en redes sociales llaman “la generación de la pandemia”. Para estos niños y los que tienen poco más del año o incluso menos, toda su vida se ha desarrollado en cuatro paredes rodeados de sus padres y, cuando mucho, algún abuelo o tío.

A las otras personas que conocen, como a familiares extensos o pediatras, solo les han visto los ojos pues es lo que el tapabocas deja ver, y el mundo exterior debe ser un universo desconocido e inexplorado que miran de reojo mientras van de un lugar a otro.

A otros, un poco más grandes, mayores de dos años, la vida les cambió de repente: el mundo que conocían se redujo a los cuartos de su casa y salidas esporádicas, dejaron de ver a sus amigos, de ir al colegio o la guardería, de jugar en el parque y tuvieron que desaprender los comportamientos sociales que ya les habían enseñado. Ahora no pueden compartir juguetes o comida ni hacer nuevos amigos en espacios públicos.

Por eso, como recomienda el médico pediatra miembro de la Sociedad Colombiana de Pediatría, Giovanny Rúa, “se debe tener en cuenta que los niños no son adultos chiquitos y que ellos también perdieron sus espacios de socialización y tienen miedos e incertidumbre, así que se les debe acompañar”, y que en todas las etapas del ser humano, el contacto con medios externos y con otras personas es fundamental.

En conversación con psicólogos infantiles y médicos pediatras se definieron algunas afectaciones que ha tenido la pandemia en el desarrollo y la situación psicológica, física y emocional de los más pequeños. Además, se destacaron algunos consejos. Para este propósito, los menores de edad fueron divididos en tres grupos: los lactantes (desde que nacen hasta los 2 años), los preescolares (de 2 a 5 años) y los escolares (de 5 a 10 u 11 años).

Lactantes

Los bebés entre cero y tres meses suelen mantenerse en casa con un círculo familiar reducido. Para ellos, explicó la psicóloga infantil Johanna Escobar, la afectación principal está relacionada con las emociones de los padres y, sobre todo, la madre.

Algunos de ellos, agregó Rúa, han agradecido el trabajo en casa porque permite pasar más tiempo con su bebé, quien, además, puede tener lactancia materna exclusiva.

Aún así, Beatriz Ospina, pediatra del CES, agregó que en sus consultas ha notado que la depresión posparto aumentó, “porque antes las mamás eran acompañadas y contempladas por la familia, mientras que ahora están más solas, aprensivas y nerviosas y eso lo absorben los niños que están más irritables y llorones”, y que en algunas mujeres el estrés ha disminuido la capacidad de lactar.

Estos bebés solo conocen a dos o tres personas a las que están apegados, así que en las consultas de control pediátrico están nerviosos e hipersensibles y reaccionan a cualquier estímulo con miedo.

“He notado retrasos en el desarrollo porque no salen, no exploran, están todo el día sentados o cargados y sus niñeras son las pantallas de celulares y de Ipads”, agregó.

Para estas etapas, los expertos recomiendan actividades que ayuden a mejorar la motricidad fina y gruesa, a experimentar con los sentidos y a aumentar la capacidad comunicativa. Un ejemplo es estimular la vista, el tacto, el oído y los demás sentidos. Para esto, ayude a su hijo a sentir texturas, como las de esponjas, toallas, burbujas o césped; muéstrele y explique los colores; ponga música infantil o ruidos de selva, mar o naturaleza y déjelo que explore diferentes lugares de la casa o una zona abierta con partes de su cuerpo al descubierto para que sienta los cambios de temperatura en zonas como los brazos o la barriga.

Frente al espejo, ayúdelo a reconocerse y enséñele las diferentes partes del cuerpo, siéntelo en el suelo y arrástrese o gatee con él o ella.

“Tienen también trastornos de lenguaje expresivo y receptivo porque solo se comunican con sus padres y no están retados a hacerse entender o entender a otros”, explicó Ospina. Para esto, se recomienda describir todas las acciones (estoy pelando una manzana, te estoy quitando la camisa, esto es jabón y huele rico, son algunos ejemplos) y aumentar el vocabulario con imágenes, como loterías y fichas, o objetos como juguetes.

Preescolares

“Piden a gritos estar con más niños”, contó Ospina. El doctor Rúa agregó que con ellos se da el “presente que está ausente”, que son padres que están todo el día con ellos pero que, al tiempo, hacen teletrabajo o labores del hogar así que no logran darles la inmediatez y atención que requieren. Señala que se han observado regresiones del desarrollo con niños que antes hablaban y dejaron de hacerlo. Esto es reversible una vez se retoman los espacios de socialización”.

Además, el no poder explorar otros lugares afecta su independencia y conductas, “así que los niveles de irritabilidad se elevan y comienzan a tener ataques de ira, a morder, arrojar objetos o golpear, lo que para la familia es difícil de manejar”, dijo Escobar.

Físicamente, la doctora Ospina resaltó el sobrepeso como una problemática más común, ya que antes lo niños jugaban, corrían o montaban bici o patines, mientras que ahora pasan la mayor parte de sus tiempos sentados y comiendo a deshoras.

Las recomendaciones se enfocan en buscar tiempo y actividades al aire libre, en parques infantiles o espacios nuevos, y procurar el juego compartido y la relación con otros niños en actividades con poco riesgo de contagio, como bicicleta, patines o tenis.

Escolares

Estos niños son los que estaban más acostumbrados a la vida antes de la pandemia, así que su transición ha sido especialmente difícil. Una de las problemáticas que los aquejan, explicó Ospina, es el trastorno del sueño: “Un círculo vicioso en el que se levantan y comienzan inmediatamente las clases, sin bañarse o activarse. No hacen actividad física, están todo el día frente a las pantallas y se duermen tarde, así que se levantan tarde y se la pasan todo el día cansados”.

Para esto, se recomienda crear hábitos y rutinas que incluyan levantarse a una hora específica, bañarse, desayunar, hacer pausas activas sin pantallas y comer y dormir en horarios establecidos.

Están presentando también trastornos en la visión, como conjuntivitis alérgicas por el ojo seco o miopía por no ejercitar la vista. Se recomienda mirar a lugares que estén ubicados en distintas distancias, parpadear varias veces y cambiar de actividad por una que no requiera pantallas.

Además, para las extensas jornadas de clase, es importante ajustar el espacio de trabajo: computador a más de 25 centímetros de distancia, sillas cómoda con descansador de pies, posturas adecuadas y agua al alcance para hidratarse.

Para socializar, el doctor Rúa contó que es necesario flexibilizar la restricción del uso de pantallas porque “aunque no hay como la socialización presencial, es mejor hacerlo por la virtualidad que no hacerlo de ninguna forma”.

Consideraciones generales

Cada niño es diferente, así que los padres deben analizar cada caso de forma individual. Sin embargo, hay ciertas recomendaciones que aplican en la mayoría de los casos (Ver anexos).

La constipación, por ejemplo, se da porque el consumo de frutas, vegetales y agua disminuyó mientras que el de harinas y grasas aumentó, así que se debe procurar alimentación saludable y ejercicio.

El sedentarismo hace presencia, junto con el aumento de peso, así que se recomienda planear rutinas de ejercicio o buscar actividades al aire libre. Para calmar la mente de la incertidumbre se puede meditar y hacer rutinas de yoga (en YouTube hay para todas las edades).

“En el caso de las niñas, hemos visto pubertad precoz porque, cuando suben de peso hay exceso de estrógeno que dispara las hormonas femeninas y causa pubertad desde los 8 o 9 años”, contó Ospina.

Finalmente, aumentaron las caries, trastornos de la mordida, bruxismo por estrés y otras enfermedades. Para esto, los especialistas recomiendan continuar asistiendo de forma regular a los controles pediátricos, a odontología, oftalmología y a las citas de vacunación.

Foto: Manuel Saldarriaga

Consejos de expertos para las distintas etapas

1. Evitar caer en el adultocentrismo

La pandemia no solo afecta a los adultos. Los niños también perdieron espacios de socialización y esparcimiento, así que es importante tener empatía y recordar que ellos no tienen las mismas herramientas que los adultos para afrontar la incertidumbre y el miedo.

2. Más acompañamiento, menos regaños

Más que control, disciplina y rigidez, los niños necesitan flexibilidad y acompañamiento, correcciones hechas con amor y capacidad de adaptación.

Foto: Carlos Velásquez

3. Elaborar una rutina y cumplirla

Para generar espacios seguros y previsibles y mejorar las prácticas, crear una rutina y aplicarla, en la que haya actividad física al aire libre preferiblemente, horarios de sueño regulados y horarios para comer.

4. Tiempo de calidad en familia

Dedicar tiempo para actividades familiares, ojalá alejados de las pantallas, como jugar, cocinar juntos, bailar una canción o dar una vuelta por el parque.

Foto: Julio César Herrera

5. Aprender a afrontar el miedo y el duelo

Los niños tienen miedo de salir, contagiarse y morir. Explicarles la magnitud del virus sin exagerar o subestimar. Si muere algún familiar, enseñarles a lidiar con el duelo. La doctora Ospina recomienda escribir una carta al familiar que partió agradeciéndo y recordando.

6. No olvidar la salud física y mental

Citas de control con pediatría, oftalmología y odontología deben continuar. Prestar atención a acciones y gestos más que a palabras y acudir a terapias.