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¿Qué pasa con un tatuaje que se quita?

Entre el láser y los leucoitos se remueve la tinta dentro de la piel y luego sigue un proceso de limpieza del cuerpo.

21 de abril de 2016

Aunque no lo crea, cuando usted se quita un tatuaje no es que desaparezca por arte de magia. No, tiene un destino específico.

Un destino en el que termina el proceso que empezó el día que quiso tatuarse.

Sí, porque tan pronto se tatúa los leucocitos comienzan a barrer el sitio invadido, de ahí que con el paso del tiempo los tatuajes se decoloren un poco: aquellas células eliminan las partículas más pequeñas de la tinta.

Y por qué no se borra todo tiene una explicación sencilla: no pueden con las partículas más grandes, pero no es que no respondan ante ese elemento extraño.

Un artículo en Big Think explica no sólo cómo es el proceso que surte efecto al tatuarse, si no lo que sucede cuando se elimina.

El artículo escrito por Kyle Hill recuerda que para el borrado se usa un láser. Este rompe las partículas del pigmento, situación que acelera el proceso que cumplen los leucocitos.

Explicación

No es el mismo láser para todos los pigmentos. La frecuencia de luz depende del color. El más fácil de remover es el negro, explica, porque ese color absorbe todas las frecuencias de luz.

La piel no se decolora porque el láser se emplea para eliminar un color, no el pigmento de la dermis.

Ese haz de luz trabaja enviando rápidos destellos de luz irradiada en intervalos de .000000000001 de un segundo (pico segundo) sobre las partículas del pigmento.

La luz despedaza las moléculas en la punta del color presionándolas. A mayor presión de la luz, más se resquebrajan hasta que son tan pequeñas que pueden ser barridas por los leucocitos, esos componentes esenciales del sistema inmunitario.

El residuo que queda por un corto lapso tras ser removido el pigmento procede de la epidermis y no del sitio donde está la tinta.

Un procedimiento que puede durar varias sesiones y que rara vez deja cicatrices aunque es doloroso y más difícil que la tatuada en sí.

Pero ¿a dónde van todas esas partículas debilitadas por el láser y retiradas por los leucocitos? Van por los canales linfáticos al hígado y así son removidas. Siempre, aunque no lo crea, su tatuaje termina en ... el sanitario.