Mujer trabaja como ‘dominatrix’ financiera: los ricos le pagan para que gaste su dinero como si fuera un fetiche sexual

Una mujer llamada Harper Thornhill administra la cuenta bancaria de varios multimillonarios. Ella, solo utilizando el encanto de sus palabras, domina las finanzas de un grupo de hombres que viven el erotismo de una manera diferente, porque es una dominatrix financiera o “dominante financiera”.

Esos usuarios no pagan para ver mujeres en páginas web como Onlyfans, que han tenido un crecimiento exponencial en la cantidad de personas que generan contenido en últimos años –según estadísticas publicadas por El Bloc Salmón, un portal experto en economía, en noviembre de 2023 esa plataforma tuvo un crecimiento del 47% en sus creadores, que pasó de 2.2 millones a 3.2 entre el inicio y final de ese año–, sino que lo hacen para que las dominantes les ayuden a controlar su dinero y lo gaste como si fuera un fetiche sexual.

Por lo menos así lo contó Thornhill, que es conocida dentro de esa industria como La Condesa Diamond, en una entrevista con el diario británico The Telegraph, que fue replicada por medios internacionales como “La vanguardia” y “Stuff”.

La mujer no controla la cuenta bancaria de los hombres como si fuera una contadora cualquiera, aunque sí tiene un grupo de personas (un contador, un gestor de fondos). Por el contrario, lo hace a través de un juego de roles por medio del que ella le aconseja al “sumiso” que use el dinero de manera responsable, pague sus facturas y evite gastos innecesarios.

“Cuando veo que necesitan ahorrar, les limito los gastos. Si gastan una cantidad grande de dinero en ir al trabajo, les ordeno que caminen la mitad del trayecto”, dijo la mujer en la entrevista con el medio británico.

Ser dominante financiera le permitió a la mujer ganar una buena cantidad de dinero cada mes que llevó a que dejara su empleo anterior y se dedicara por completo a esta actividad.

El dominio financiero hace parte del grupo de “BDSM” (bondad, disciplina, dominación, sumisión, sadismo y masoquismo), que nació en la década del 90 como una manera de agrupar a las personas que viven su sexualidad de manera no convencional o alternativa, según el sitio Itae Psciología.

“El objetivo nunca fue hacer una carrera de esto, sólo pretendía cubrir las facturas”, agregó Harper, quien nunca se tiene que ver con sus clientes en persona, tampoco tiene contacto físico con ellos, sino que simplemente les da placer teniendo el control de sus cuentas bancarias.

Pero no todo es alegría. Si la mujer ve que el dueño de la cuenta rompe las reglas que le pone, lo castiga poniéndole restricciones financieras o gastando dinero para incrementar las deudas que su “sumiso” tiene. Thornhill lleva varios años viviendo de esa práctica.