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Cuatro historias detrás de los dulces tradicionales

Los dulces típicos del país los venden personas con historias detrás. Estas son cuatro en la ciudad.

17 de diciembre de 2019

Es posible que no recuerde la primera vez que probó las solteritas y conoció esa crema anarajanda y dulce. Tampoco las obleas con queso y arequipe, las crispetas dulces, saladas o combinadas, o el coco caramelizado que recorre las ciudades y los pueblos del país en carretas de madera. Sabe, en cambio, que son una tradición y que incluso los ha visto fuera de Medellín.

De sus orígenes y de su llegada a los hogares colombianos, el antropólogo y periodista gastronómico Julián Estrada afirma que la culinaria dulce del país es el resultado de la fusión de tres fuentes gastronómicas: la indígena, la española y la africana. De ahí que algunos dulces, como las solteritas y las obleas, tengan sus orígenes en las principales ciudades de Europa.

Sin embargo, hay preparaciones que se han heredado de países vecinos. Por ejemplo las crispetas, llamadas de diferentes formas según la región (pororó en Argentina y cabritas Chile), se comieron por primera vez en lo que hoy se conoce como México y Perú. Los indígenas notaron que el maíz estallaba con el calor y fueron experimentando hasta convertirlas en las crispetas que se conocen hoy.

En las calles de la ciudad, por las diferentes carreras y avenidas, hay hombres y mujeres que dedican su vida a la preparación y la venta de estos dulces tradicionales.

Estos son algunos.