La historia del vibrador, ¿un tratamiento médico contra la histeria femenina?
Aunque los orígenes del vibrador son controversiales, está claro que este no nació como un juguete sexual, sino con fines terapéuticos.
Periodista de la Universidad Pontificia Bolivariana. El sueño de ser médica lo cumplí haciendo periodismo de salud. También escribo sobre ciencia y de vez en cuando cultura.
Los vibradores hoy en día son usados como juguetes sexuales, para autocomplacerse o usarlos en las relaciones sexuales junto a su pareja. Se usan principalmente por mujeres, aunque también podrían usarlos los hombres. Son favoritos por la variedad de vibraciones que pueden ofrecer y que estimulan fácilmente el “punto G” de los cuerpos humanos.
Para saber más: Juguetes sexuales hechos en Medellín
La historia de los vibradores, a diferencia de lo que se podría creer, ha estado envuelta en una serie de creencias como por ejemplo, que se usaban como un tratamiento para la histeria femenina, una supuesta enfermedad diagnosticada a las mujeres que tenían ansiedad, depresión y cambios repentinos en el humor.
Tras un “examen”, si se diagnosticaba histeria femenina existía la técnica “masaje pélvico” para conseguir lo que hoy se conoce como un orgasmo y así ayudar a la histeria.
Al principio, los médicos estimulaban el clítoris con los dedos, pero luego se ingeniaron un dispositivo que “hacía el trabajo” en menos tiempo. Se trata del vibrador.
Esta historia fue mencionada en el libro “La tecnología del orgasmo”, publicado en 1999 por Rachel Maines, historiadora y ex científica visitante de la Escuela de Ingeniería Eléctrica y Computación de la Universidad de Cornell.
En él, también se cuenta que las mujeres pudientes o de buena familia, guardaban en sus casas un vibrador por si aparecía “algún brote de histeria”.
El libro de Maines abarca cuestiones como: los médicos trataban rutinariamente a las pacientes histéricas estimulándoles el orgasmo con vibradores electromecánicos, no solo evitaba que los doctores se cansaran, sino que era más efectivo porque el trabajo que duraba manualmente una hora, se hacía en cinco minutos.
Por último, recalcó que los médicos no percibían la estimulación como una actividad sexual, ya que ninguno involucraba la penetración vaginal. Era terapéutico.
El libro de la científica también inspiró la película llamada Hysteria, de la directora Tanya Wexler, que abre con la frase “Esta historia se basa en hechos reales. En serio”.
Otra versión
Aunque la historia de esta mujer se propagó rápidamente alrededor del mundo, otros historiadores como Hallie Lieberman, historiadora del sexo y género, explican que esto no es cierto, según le dijo a BBC.
“Ninguna de las fuentes que ella cita respaldan su argumento. Yo soy una historiadora de la sexualidad y escribí un libro sobre la historia de juguetes sexuales y cuando investigué, no hallé absolutamente nada sobre la supuesta práctica del uso de vibradores por parte de doctores para curar histeria”.
Por otro lado, según relata el diario español El País, los vibradores eran vendidos para personas de todas las edades y sexos para poner a vibrar todas las partes del cuerpo, prometiendo curas de todo tipo.
Abuelas y abuelos los usaban para reconfortar los músculos adoloridos y para aliviar los pies cansados de las amas de casa. También, se usaba para las espaldas, las gargantas (para curar la laringitis), la nariz (para disminuir la presión de los senos nasales) y para los bebés que padecían de cólicos.
Un dato es que el primer vibrador electromecánico fue un dispositivo llamado “percuteur”, inventado por el médico británico Joseph Mortimer Granville, en la década de 1870.
Según él, las vibraciones favorecían al sistema nervioso humano y lo que hacía era estimular los nervios enfermos. Este hombre se adelantó casi una década a la plancha eléctrica y la aspiradora.
Aunque los historiadores no se ponen de acuerdo con los orígenes de los vibradores, está claro que al principio no tenían fines sexuales, sino médicos y que el uso como juguete sexual llegó después.