¿Es posible diseñar humanos a la medida?
La edición genética permitiría elegir el color de los ojos, la piel,
la inteligencia y hasta la altura, pero tiene implicaciones éticas.
Periodista de la UPB. Amante de las historias y de las culturas. Estoy aprendiendo a escuchar y a escribir.
Hay, en línea, un juego diseñado para niños pequeños. Consiste en diseñar al bebé de los sueños. Se puede elegir entre diferentes colores de ojos, azul, verde, negro, café y hasta morado; muchos tonos de piel, desde la más oscura hasta la más clara; cabellos lisos y risados; labios gruesos, pecas, y, por supuesto, si es hombre o mujer.
Fuera de las pantallas, en la vida real, también se ha vendido la idea de que esto es posible. Tal como eligiendo ropa de un catálogo se ha dicho que usted puede elegir cómo quiere a su hijo: si alto, inteligente, negro o blanco, hombre o mujer.
¿Es esto cierto? ¿La ciencia ha avanzado hasta el punto de poder crear humanos hechos a la medida?
En teoría, los genetistas podrían hacerlo. Ya hoy eliminan enfermedades y prevén cuando un embrión no viene sano, y han hecho múltiples experimentos con edición genética. Sin embargo, hay una línea que la ciencia no debe cruzar, un límite bioético.
En otras palabras, aunque exista conocimiento y haya herramientas, los peligros y las implicaciones éticas de editar un embrión son mayores, por lo que está prohibida su manipulación.
Esto es lo que sí se puede hacer y lo que no.
Edición genética
La edición genética no es más que la técnica o el procedimiento científico y tecnológico que permite modificar o recombinar el ADN y otros ácidos nucleicos, explica la química farmacéutica con máster en Bioética Sol Beatriz Castro Arango, con el fin de obtener seres vivos o formas de vida que se ajusten a necesidades específicas.
Es una manera de manipular los genomas, entendiéndolos como toda la información de la expresión fenotípica de un organismo.
Estas técnicas fueron utilizadas inicialmente en la agricultura, para obtener plantas y cultivos más resistentes y de calidad, y para la ganadería, para especies libres de enfermedades.
El biólogo en el área de Genética y magíster profesor de la Universidad Nacional de Colombia, Juan Bautista López Ortíz, explica que han sido tres generaciones de biotecnología. La primera fue en la que el hombre intentó modificar a los padres de las futuras generaciones, sobre todo en temas de agricultura, buscando hacer, por ejemplo, tomates más grandes y rojos o cultivos más resistentes.
La segunda se centró en los gametos, seleccionando aquellos de los animales para mejorar las generaciones siguientes, como eligiendo los del mejor toro para implantarlos a 10 vacas diferentes. La tercera y actual es la recombinante, que es la que permite manipular, cortar, quitar y poner genes de un genoma a otro. “Si queríamos que un organismo tuviera todo lo bueno lo podíamos hacer. Así nacieron los transgénicos, pero también se puede tomar un gen humano y llevarlo a una bacteria, o de cerdo llevarlo a humano y así”, continúa López.
Esta recombinante se está estudiando y se ha realizado con otros organismos diferentes a los humanos.
Lo que se hace en humanos
Los genes de los seres humanos no se han editado, pero se les han aplicado metodologías denominadas Selección que han permitido, a partir de los avances de la biología molecular y la genética, modificar los patrones de enfermedades hereditarias o genéticas.
“Esto se logra gracias al proyecto del genoma humano, desarrollado desde 2000 durante casi 14 años, en el que se logró secuenciar todo el genoma, todo el registro de la secuencia del ADN en las células”, explica Gonzalo Vásquez Palacio, profesor titular de la Facultad de Medicina del Departamento de Pediatría y Puericultura y profesor de Genética en la Unidad Médica de la Universidad de Antioquia.
Así, en embriones que serán luego implantados in vitro se pueden identificar, haciendo un diagnóstico prenatal o embrionario preimplantacional con pruebas genéticas, muchas enfermedades genéticas, más de 10.000. “Podemos determinar el tipo de malformación que se espera, retrasos en el desarrollo, retrasos mentales, hemofilias...Hay sondas específicas para examinar los cromosomas, determinar si el embrión tiene trisomía 18, 14 o 21, problemas en el cromosoma X o Y, entre otros”, continúa Vásquez. Es ahí cuando el médico, en compañía de los padres, decide si implantar el embrión sano y desechar el alterado.
“Si se tiene hemofilia, se toma el óvulo, se fecunda, y este tiene 50 % de posibilidades de tener ese gen. Se le hace el diagnóstico y solamente se implantan los embriones sanos”, continúa López.
Previo a la implantación se puede también determinar el sexo. “Se hace mediante el sexaje del semen, pues es el hombre quien es heterogamético y podrá tener espermatozoides con cromosomas X, asociados al sexo femenino, o con cromosomas Y, asociados al masculino)”, explica Juan Esteban Gómez Martínez, magíster en biotecnología y nutricionista animal.
Otra técnica posible son los microarreglos. Tampoco se trata de edición, sino de análisis diagnósticos que también permiten medir o cuantificar la expresión génica para identificar mutaciones y enfermedades.
Permite, por ejemplo, determinar si hay enfermedades mitocondriales en una mujer y “si es así, se elige un óvulo de una mujer que no tenga la enfermedad mitocondrial y se utiliza su citoplasma, más el núcleo de la primera mujer y el espermatozoide del esposo, un híbrido”, explica López.
Todos estos ejemplos son metodologías de Selección, que no hacen cambios en el genoma sino que seleccionan cuáles cigotos están correctos y cuáles no, por lo que no presentan problemas bioéticos ni riesgos físicos a corto o largo plazo y sus opositores lo hacen por razones morales, añade Gómez, “pero la ciencia no se basa en la moral, que es contexto, religión, cultura, sino en la ética”.
Diseño de humanos
Al final del día, ¿se pueden hacer seres humanos a la medida? Gómez explica que existe una metodología desarrollada por las doctoras Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna, denominada Crispr CAS 9, que fue descubierta en una bacteria y que sí se trata de una forma de edición genética. “Ante el ataque de los virus, esa bacteria cortaba fragmentos de sus secuencias genéticas y los incorporaba en su propio material genético para reconocerlo en una posible futura infección”, añade.
Desde entonces se replicaron esas “tijeras genéticas”, que son usadas para cortar de forma precisa fragmentos de un gen de un organismo para incorporarlos en otros materiales genéticos y son autoreplicables.
Se trata entonces de una forma de editar, modificar, los genes, pero que no se utiliza en humanos. Vásquez explica que esta metodología se está aplicando hoy en células de ratones: corregir genes, cultivar células, inyectarlas corregidas en embriones, “y hasta ahora ha dado buenos resultados”.
Esto se podría utilizar, añade López, para curar terapéuticamente muchas enfermedades editando los genomas, “y podría incluso hacerse a una edad adulta”.
Sin embargo, todos los expertos concuerdan en algo: aplicar estas técnicas en humanos e implantar esos embriones para que nazcan con las ediciones es un riesgo que no se puede prever, que no es bioético y que, además, está prohibido.
“No sabemos qué puede pasar si intervenimos en los pares de genes. Podríamos alterar neurotransmisores, alterar el comportamiento de una persona, volverlo un posible delincuente”, dice López.
En teoría, entonces, ¿se podrían elegir las características de los hijos? Sí, con técnicas como esta y algunos avances que permitan replicar en el resto de las células las mismas características, porque todos los genes están conectados. Sería necesario poder “introducir cada modificación que se haga en una a todos los millones de células del ser humano, porque cuando se tiene, por ejemplo, trisomía 21 (síndrome de Down), todas las células somáticas lo tienen, así que se necesitaría lograr transmitir ese cambio al resto”, dice Vásquez. Lo mismo con el color de ojos o del cabello, cada cambio se debe replicar.
Además, sería un riesgo grande porque no se puede aún garantizar si al intervenir una mutación se pueden inducir otras en otros sitios del DNA. Es aún incierto. (Ver recuadro para más información sobre bioética).