Tendencias

La nieve en China es artificial, la hicieron para los Juegos Olímpicos de Invierno

Los Juegos Olímpicos de Invierno iniciaron en entornos 100 % artificiales, ¿no está nevando?

Periodista convencida de la función social de su profesión, de la importancia del apoyo mutuo, la educación y el arte.

15 de febrero de 2022

Por primera vez en la historia de los Juegos Olímpicos de Invierno, que tienen 98 años, la nieve artificial cubrió en un 100 % las instalaciones dispuestas para las competencias.

En Zhangjiakou y Yanqing, las sedes oficiales de esta edición, 300 máquinas, con la apariencia de modernos cañones de artillería, expulsaron cerca de 1,2 millones de metros cúbicos de nieve artificial para cubrir unos 800.000 metros cuadrados de tierra, lo que equivale a casi 73 canchas de fútbol profesional.

Aunque parece una hazaña futurista, es una práctica explorada desde hace más de cuatro décadas. La primera vez que se utilizó para unas competiciones idénticas fue en 1980 en Nueva York y, de manera más reciente, en 2014 para los Juegos de Sochi, Rusia.

La novedad parte de que en aquellas ocasiones se trató de un “apoyo” al fenómeno natural y no de una compensación total, muy cercana al 100 %, como sí lo fue este año.

Hace frío, pero es seco

Como deportes invernales, el esquí, el patinaje, el snowboard y el hockey exigen condiciones climatológicas e instalaciones específicas para desarrollarse. Por eso, los eventos en los que son protagonistas se realizan en zonas como Europa, América del Norte, Asia Oriental y Siberia.

Para el caso actual, el Comité Olímpico Internacional sabía que la zona elegida (colindante con Pekín), si bien cuenta con fuertes inviernos durante las fechas de las contiendas (del 4 al 20 de febrero), es de clima seco y, por ende, cuenta con nevadas poco frecuentes (porque no hay agua suficiente que ascienda a la atmósfera).

Los cálculos fueron hechos y, aun afirmando que serían los primeros Juegos Olímpicos de Invierno con conciencia ecológica y carbono cero, las autoridades asumieron el desvío de agua de una de las represas que suministra a la capital china, con el fin de inundar el lecho de un río inexistente y surtir las máquinas.

El método de fabricación necesita de dos elementos básicos: agua y aire comprimido. Ambos son expulsados por separado a través de los cañones, de manera que al entrar en contacto con el exterior (que debe estar en temperaturas cercanas al cero), se convierten en nieve.

Ahora, si bien el proceso no implica añadir compuestos tóxicos, la decisión se aleja de la promesa de cuidado del medio ambiente porque el agua es un recurso muy limitado en esa zona del planeta.

Para los organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas, un país con escasez de agua es aquel que por persona no alcanza la disponibilidad de al menos 980.000 litros por persona. Así, y de acuerdo con datos del Banco Mundial, actualizados a 2017, Pekín podría considerarse de bajo suministro del líquido, pues su disponibilidad per cápita no supera los 165.000.

Pese a estos datos, el gobierno Chino afirma en sus reportes oficiales que será posible el reciclaje de la nieve, de manera que el agua en su forma líquida (cuando se deshiele) pase a los suelos y se una de nuevo al ciclo natural. Esa fue una de las razones para hacerlo.

¿Hay consenso?

Los métodos de intervención del clima difieren unos de otros. El cultivo de nubes es uno de los más populares a la fecha con miras a la resolución de sequías.

Esa práctica se asemeja mucho al fenómeno natural, explica Laura Herrera Mejía, climatóloga y docente de la Universidad EIA. Sin embargo, la fabricación de nieve actual, a través de cañones, “no se parece en nada al proceso que se da en la atmósfera”.

En este sentido, enfatiza en que aunque la creación de precipitaciones es una actividad más popular, sigue presentando dilemas en tanto la instauración de lluvias en un lugar podría generar sequías en otro o inundaciones no planeadas.

La modificación artificial del clima ha creado desde sus inicios dilemas éticos, sin embargo, considera Herrera, en casos como el de China, la afectación a gran escala podría no ser tan radical por tratarse de zonas muy locales. No obstante, matiza que hay efectos aún no estudiados lo suficiente, que solo con el tiempo podrán determinarse con seguridad.

Nevó de verdad el domingo

Sin que haya certeza de la influencia del fenómeno artificial, el 13 de febrero cayó nieve en Pekín. La magnitud del hecho fue tal que las jornadas de los Juegos fueron suspendidas por al menos dos horas.

La crisis climática actual podría implicar a futuro implementar acciones similares como hacer llover, pero no por diversión. Para Gonzalo Forero, investigador en Hidrología y docente del programa de Ingeniería Ambiental y Biología de la Universidad El Bosque, las intervenciones deberían estar reservadas para emergencias como sequías.

Así mismo, hace referencia a métodos mucho más agresivos de actuación (Ver Informe) que pueden implicar consecuencias más graves relacionadas con la toxicidad. “Puede inducirse la contaminación de cuerpos de agua. El clima es un sistema interconectado y completo que incide en el funcionamiento de toda la dinámica hidrológica continental”. Así, lo que ocurre en China puede tener incidencia en todo el globo.

Por ahora, el cumplimiento de los estándares ambientales asumidos por el país asiático, y las consecuencias de la intervención en fenómenos naturales, solo podrán ser comprobados y examinados en retrospectiva, cuando las consecuencias sean evidentes y puedan medirse las emisiones de carbono totales después de las justas.