El dolor y por qué a todos nos puede doler diferente
En el Día Mundial del Dolor se debe comprender el origen de esta señal que envía el cuerpo y atender oportunamente esta condición.
Periodista de la Universidad Pontificia Bolivariana. El sueño de ser médica lo cumplí haciendo periodismo de salud. También escribo sobre ciencia y de vez en cuando cultura.
El dolor puede tener origen físico o psicológico y ninguno es más verdadero que el otro. Un dolor de rodillas, de espalda, de cabeza o en cualquier otra parte del cuerpo puede intensificarse con emociones como el estrés o el miedo. Cada persona es única y por esto, todos podemos sentir el dolor de manera diferente.
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Este 17 de octubre, Día Mundial del Dolor, se explica un poco esta señal que entrega el sistema nervioso cuando algo podría ir mal con nosotros y cómo podemos mejorar la atención integral de las personas que lo padecen diariamente.
El dolor es una sensación que se puede describir como desagradable, como un pinchazo, hormigueo, picadura, ardor o molestia y podría ser intermitente o constante.
“Este impacta la vida cotidiana, el desempeño laboral y educativo, así como la salud física y emocional de quienes lo padecen. Hay que avanzar en esta problemática, que, aunque no es visible, representa un gran reto para los sistemas sanitarios de todo el mundo”, señaló Martín Martínez, Gerente General de Upjohn división de Pfizer para el Cono Sur y Región Andina.
Pero, ¿por qué el dolor puede sentirse diferente para todos? Según Arlex Mosquera, médico anestesiólogo y magíster en tratamiento del dolor de la Universidad de Sevilla y miembro de la Asociación Colombiana para el Estudio del Dolor (Aced), expresó que el dolor es una experiencia subjetiva para cada persona.
“Todos lo sentimos de manera diferente, así como su intensidad. La sensación suele estar influenciada por factores biológicos, emocionales y socio-culturales”, detalló.
Los factores biológicos son la estructura anatómica susceptible del dolor, por lo que algunas zonas del cuerpo son más sensibles que otras y esto varía en cada ser humano. No hay diferencia científica sobre la resistencia o sensibilidad al dolor entre hombres y mujeres, salvo las creencias e ideas preconcebidas de manera tradicional.
“El umbral del dolor está determinado por creencias y el entorno psicosocial del individuo. Por ejemplo, el mismo estímulo doloroso puede generar una percepción y respuesta diferente en una persona que ha tenido algún grado de entrenamiento militar, frente a alguien de similar edad que realiza trabajo excesivo en una oficina; o el dolor de los golpes recibidos por un boxeador frente a un ajedrecista”, agregó.
Cifras del dolor en Colombia
Se estima que, actualmente, las mayores manifestaciones de dolor en la población colombiana son por razones osteomusculares.
La Encuesta Nacional de Dolor realizada por la Aced en el 2022, a 2.400 colombianos mayores de 18 años en 57 municipios y 22 departamentos, evidenció que, el dolor más prevalente fue el de rodilla, con un 25%, seguido del dolor de espalda (lumbar) en un 18%, hombro 11% y columna cervical 9%.
Y, aunque el dolor de cabeza no hace parte al grupo osteomuscular, este también ocupa un lugar significativo con un 19 %, como lo indicó Juan Diego Londoño Ruiz, médico anestesiólogo, especialista en medicina de dolor y cuidado paliativo.
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Dolor agudo y crónico
La Federación Europea del Dolor señala que, las definiciones de dolor agudo y crónico pueden variar, el dolor que se resuelve razonablemente rápido se denomina dolor agudo, contrario al dolor crónico o persistente, que suele durar mucho tiempo.
El dolor agudo se considera un mecanismo de supervivencia útil que cumple una función protectora y curativa, algunos afirman que este puede durar menos de 30 días, mientras que otros aseguran que puede referirse a cualquier dolor que se resuelve antes de los 3 o 6 meses.
Mientras que el dolor crónico se define con mayor frecuencia como un dolor que dura más de 3 a 6 meses. Advierte Mosquera que, es posible que el dolor crónico no desaparezca del todo con las intervenciones médicas, no obstante, sí es posible aliviar el sufrimiento que causa el dolor.
Existe una calificación subjetiva del dolor de acuerdo a la percepción de cada persona, puntuándola entre cero y diez, donde cero es ausencia de dolor y diez el peor dolor que se pueda experimentar.
El objetivo del manejo médico es que el nivel de dolor este por debajo de 3 a 4, siendo esto, un dolor leve; ocasionalmente, hasta en algunos casos lograrse un dolor aún menor. Vivir con dolor crónico no tiene que significar vivir con el sufrimiento relacionado con el dolor.
Camilo Olaya, médico anestesiólogo, especialista en medicina del dolor y cuidado paliativo, vicepresidente de la Asociación Colombiana para el Estudio del Dolor, ACED, manifiesta que, dado el impacto negativo del dolor en las diferentes dimensiones del ser, el manejo adecuado implica la evaluación e intervención multi e interdisciplinaria con especialista del área de dolor y cuidado paliativo, así como del fisiatra, especialista en salud mental, ya sea psicólogo o psiquiatra, fisioterapeuta, ortopedista, neurólogo, deportólogo, entre otros.
¿Cómo evaluar el dolor?
Se debe realizar una adecuada historia clínica, que incluye, relato cronológico detallado de la evolución de los síntomas, antecedentes personales, evaluación de los exámenes diagnósticos, tratamientos realizados y un examen físico completo; esto para determinar las mejores opciones terapéuticas de acuerdo a la condición dolorosa.
Tenga presente que, “el impacto que tiene el dolor en la calidad de vida depende de la intensidad del mismo y la alteración en la funcionalidad de la persona, además de la estructura emocional y capacidad de resiliencia de cada uno respecto de su enfermedad. Nosotros no nos enfermamos solos, nuestro núcleo familiar y social se ve afectado siempre que tenemos un problema de salud, necesitamos apoyo para asistir a consultas, terapias, reclamar medicamentos”, explicó Londoño Ruiz.