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¿Qué tiene que ver el cambio climático con las emergencias de los aviones?

Las imágenes de la emergencia aeronáutica en un avión de Singapore Airlines le han dado la vuelta al mundo y han abierto una discusión sobre la incidencia del cambio climático en los aviones.

21 de mayo de 2024

Las imágenes que circulan en redes sociales del momento en que el Boeing 777-300ER de Singapore Airlines atraviesa una turbulencia le han dado la vuelta al mundo y han puesto sobre la mesa dos temas: el incremento de los fenómenos atmosféricos que dificultan el tránsito aéreo por el mundo y la consiguiente vigencia de las normas de seguridad aeronáutica. Según ha informado la prensa internacional, la experiencia aterradora se saldó con un viajero muerto y varios heridos.

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Este contexto noticioso ha servido para recordar que las turbulencias son un fenómeno frecuente en los vuelos internacionales y sus causas están conectadas con los flujos atmosféricos y las corrientes de aire que circulan por el cielo.

Aunque a simple vista lo parezca, el cielo no es un espacio vacío: en él hay nubes, corrientes de aire, y otros fenómenos del clima. Con esto claro, se entiende que todo lo que pase en la Tierra incide de forma directa en el firmamento y en los tipos de turbulencias que se dan en él.

Los científicos han dividido las turbulencias en razón de sus causas y características. Las hay de aire claro –que no son fáciles de predecir y se dan en altitudes elevadas–, de cizalladura del viento –que suelen poner a prueba a los pilotos en los momentos de despegue y de aterrizaje–, las mecánicas, las de estela y las térmicas.

Aunque hasta el momento no hay estudios concluyentes que demuestren que el cambio climático incrementa las turbulencias atmosféricas, sí hay indicios que apuntan en esa dirección. Uno de ellos, quizá el más elocuente, es el testimonio de los pilotos, de las tripulaciones y de los viajeros frecuentes que indican que ha crecido el número de turbulencias.

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Por supuesto, este dato se debe tomar con pinzas por el hecho que en ese mismo periodo ha aumentado la cantidad de vuelos. Es decir, es apenas lógico que con mayor cantidad de aviones en el aire el registro de las turbulencias crezca de alguna manera.

Siendo esto así, también es cierto que las elevadas temperaturas reportadas en los últimos años inciden en el comportamiento de las mareas y estas, a su vez, tienen una fuerte influencia en los fenómenos atmosféricos. No se puede perder de vista que ningún factor del planeta funciona sin conexión con otros.

Ahora, también es cierto que los dos factores –la cantidad de vuelos y el cambio climático– no se excluyen mutuamente. De ahí resulta sencillo predecir que hechos como el del avión de Singapore Airlines se repetirán cada vez más.

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Por ese motivo, los expertos recomiendan a los pasajeros seguir con rigor las normas de seguridad. Tener o no tener el cinturón de seguridad abrochado puede ser la diferencia, en el caso de una turbulencia, entre estrellarse contra el techo del avión o permanecer en el asiento.

“Aunque la señal de cinturón esté apagada, la recomendación es tenerlo siempre ajustado para evitar este tipo de problemas. Los pilotos tratan de evitar el mal tiempo, las lluvias, tormentas, vientos fuertes y cruzados, turbulencias, pero esto siempre que lo puedan hacer. Hay unas que llegan de repente y ahí es mejor tener el cinturón de seguridad puesto”, le dijo a EL COLOMBIANO el ingeniero aeronáutico Luis Miguel Molina, coordinador del coloquio aeroespacial del Planetario de Medellín.

En otras palabras, no importa la aparente calma de un trayecto aéreo, la gente no debe olvidar que el cielo es complejo y cualquier cosa pone en jaque un avión a miles de metros de altura.