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Trasplante cerebral es un sueño posible, pero en la ciencia ficción

Se trata de un procedimiento más cercano a la ciencia ficción que a la medicina. Hasta el momento es imposible reconectar las 100.000 millones de neuronas que tiene el cerebro. Hay otras opciones.

Periodista de la Universidad Pontificia Bolivariana. El sueño de ser médica lo cumplí haciendo periodismo de salud. También escribo sobre ciencia y de vez en cuando cultura.

18 de junio de 2023

No hay un órgano más complejo que el cerebro. Un milímetro cúbico de corteza cerebral tiene 27.000 neuronas y 1.000 millones de conexiones. Según el neurólogo Luis Alfredo Villa, cada neurona se conecta entre 1.000 y 10.000 veces con las demás. Las neuronas se ubican en ambos hemisferios cerebrales y se extienden por el tallo cerebral y la médula espinal hasta los nervios y allí inervan (alcanzan) los músculos.

Pasar este órgano de un cuerpo a otro, como se hace con el corazón o los riñones, es una odisea imposible y resulta un procedimiento de ciencia ficción porque “tenemos más de 100.000 millones de neuronas que se conectan entre ellas. Eso quiere decir que este órgano genera una cantidad de circuitos que están interconectados por lo que un trasplante implicaría cortarlos y reconectarse de nuevo, pero si se cortan, las neuronas se deterioran rápidamente y mueren. Esto es casi que imposible, la reconexión de las neuronas tendría que ser una por una”, dice Villa.

Los neurólogos no se cierran a la posibilidad de que en un futuro lejano esto pueda ser posible con desarrollos tecnológicos más avanzados, pero por ahora no lo es. Sin embargo, hay una pregunta que se ha hecho la ciencia: ¿qué pasaría con las emociones y la personalidad de la persona que es trasplantada?

La respuesta es clave para comprender más sobre lo que sería este procedimiento: El donante es el que queda vivo, no al revés, como ocurre con un trasplante de corazón. Al final, no sería un trasplante de cerebro sino un trasplante de cuerpo.

Cada persona es su cerebro. Este órgano trae consigo una personalidad, un comportamiento, una manera de expresarse y de relacionarse. Todos los conocimientos están almacenados en el órgano, entonces en realidad terminaría siendo un trasplante de cuerpo, ya que esta persona tendría un cuerpo distinto al de antes”, explicó Andrés Villegas, docente y coordinador del Neurobanco del Grupo de Neurociencias de Antioquia, adscrito a la Facultad de Medicina de la U de A.

No es más que ciencia ficción. Sin embargo, hay otro tipo de procedimientos que sí se están explorando en animales hace décadas como el trasplante de cabeza y de neuronas, este último teniendo resultados más exitosos porque ya se hace en las personas.

El trasplante de cabeza

No es lo mismo trasplantar solo el órgano del cerebro a trasplantar toda una cabeza. En ese procedimiento no hay que cortar las conexiones neuronales. Consiste en la decapitación de un ser vivo para insertar su cabeza en el cuerpo de otro organismo vivo. Aunque suene irreal, ya existen algunos experimentos en monos, perros y ratas que datan de hace décadas.

La primera operación de este tipo duró 18 horas y se realizó en un hospital de Cleveland, Estados Unidos, donde el neurocirujano Robert J. White trasplantó la cabeza de un mono en el cuerpo de otro. Fue una cirugía que se consideró en su momento exitosa, a pesar de que el animal haya vivido solo nueve días y quedara paralizado del cuello hacia abajo por no poder conectar el cerebro con la médula espinal del cuerpo receptor.

El animal pudo oír, oler e incluso morder. Se consideró un avance y hasta su muerte en 2010, el neurocirujano fantaseó trasplantar la cabeza de un humano. De hecho, tuvo un candidato: Caraig Vetovitz, un joven tetrapléjico con fallas en sus órganos.

Esto no pudo cumplirse porque su alto costo y algunos programas de televisión los catalogaron como el “doctor Frankenstein y su monstruo”.

Pero el candidato siempre lo defendió: “No es el tipo de persona que solo va a cambiar una cabeza, lo hará si existe una posibilidad alta de recuperación total. Sabe lo que es estar detrás de los ojos, porque lo ve todo el tiempo, ve la miseria”, dijo al periódico estadounidense Cleveland Scene en 1999.

Hay pérdida del movimiento

Un trasplante de cabeza no ha alcanzado el suficiente éxito porque todos los ensayos terminan con el organismo trasplantado sin movimiento del cuello hacia abajo. En otras palabras, quedan cuadrapléjicos.

“El trasplante de cabeza implica una lesión medular que deja al animal cuadrapléjico, al seccionar la médula espinal al nivel del cuello junto a los nervios vagos y los frénicos, ha sido imposible reconectarla. Ahora se avivó esa discusión y hay ciertos avances en el procedimiento.

En los experimentos con animales se ha mejorado la respiración mecánica y cuentan con un tiempo mayor de vida pero todavía no es una opción para las personas que requerirían de este tipo de procedimientos”, confesó el médico Andrés Villegas.

El médico plantea: ¿qué beneficio se logra con un trasplante en el que la persona queda inmóvil de la cabeza hacia abajo? Es un asunto ético que se discute todavía en los encuentros bioéticos. Por ahora, con los hallazgos se podría beneficiar a personas que ya sean cuadrapléjicas que tengan un daño sistémico importante pero que su cerebro todavía esté en buenas condiciones. La cirugía no es viable porque las personas quedan con pérdida de movimiento y probablemente tengan problemas de respiración y deglución, es decir, para pasar la comida desde la boca al estómago a través de la garganta.

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Trasplante de neuronas

Soñar con trasplantar un cerebro o hacer más viable el trasplante de cabeza puede que demore en ensayarse en humanos, mientras que el trasplante de neuronas es un procedimiento que ya se hace, incluso en Colombia. El neurólogo Villa contó que en su trabajo ha trasplantado neuronas, con resultados exitosos, pero que sigue siendo un campo también experimental. El proceso consiste en reconstruir circuitos cerebrales tras un daño cerebral. En este paso, son claves las células madre que se encargan de crear nuevas neuronas cada día aunque pase solo en ciertas regiones del cerebro adulto.

“Con las células madres se viene explorando la posibilidad de insertar neuronas para que el cerebro se recupere de lesiones que se tienen a nivel neurológico pero hay que tener en cuenta que la conectividad neuronal es compleja y se lleva a medida que nosotros aprendemos nuevas habilidades”, expresó Villegas.

Este tipo de procedimientos, el neurólogo Villa dice que se hace principalmente para pacientes que tienen un postrauma por accidente y enfermedades que dañan las neuronas como el párkinson, donde las neuronas que producen dopamina mueren lentamente y su ausencia produce caos en los circuitos cerebrales dando problemas motores.

Para reparar los daños se han hecho trasplantes de neuronas que producen dopamina y ha habido resultados exitosos porque mejoran los síntomas. “Esta terapia celular beneficia enfermedades como la de párkinson, de hecho, podría ser la mejor opción de tratamiento en algunos casos”, añadió Villegas.

El cerebro también tiene la capacidad de recuperarse, es resiliente. Esta habilidad se le conoce como plasticidad. Modifica conexiones entre las neuronas y se forman nuevas conexiones y se eliminan otras permitiendo que una persona se recupere de una lesión cerebral.

“Si una persona se lesionó, por ejemplo, tuvo un accidente cerebrovascular o una lesión específica en un área focal, las células involucradas en esa región pierden las facultades y otras adopten las funciones que se perdieron. Es aprender de nuevo con nuevas células”, finalizó el médico.