Ciencia

¿De dónde llegó este cigarro interestelar?

El primer objeto interestelar detectado posee características no vistas en nuestro Sistema Solar. No se conoce su origen.

21 de noviembre de 2017

Un enorme puro en el espacio. Eso es lo que parece el primer objeto interestelar captado en el Sistema Solar.

De hasta 400 metros de largo y 10 veces menos de ancho parece un cigarro, revelaron los primeros análisis publicados en la revista Nature.

El objeto es extraño. No se parece a nada que hayan visto antes los astrónomos.

Oumuamua, como fue bautizado por sus descubridores, fue visto por primera vez el 19 de octubre por el telescopio Pan-Starrs1 y fue clasificado de inmediato como cometa, mas las observaciones posteriores (telescopios de todo el mundo no le han quitado el ojo) no encontraron actividad cometaria alguna.

Cuando se detectó se hallaba a solo 85 veces la distancia Tierra-Luna (es de 380.000 kilómetros en promedio).

El asteroide pasó cerca del Sol el 9 de septiembre y luego se alejó. Hoy se dirige a cruzar la órbita de Júpiter a una velocidad de 38,3 kilómetros por segundo.

La roca varía su brillo por un factor de 10, como no lo hace ningún cuerpo conocido del Sistema Solar.

“Esta gran variación en el brillo indica que es elongado, con una forma compleja”, explicó Karen Meech, del Instituto de Astronomía de Hawai.

“También encontramos que tiene un color rojizo, similar a objetos en el Sistema Solar exterior y que es completamente inerte, sin el mínimo asomo de polvo a su alrededor”, agregó.

Estas características sugieren que Oumuamua es denso, compuesto de rocas y quizás metales y su superficie rojiza se debe a los efectos de la radiación cósmica durante cientos de millones de años.

Procedencia

Los cálculos de su trayectoria permitieron establecer que este objeto viene de algún otro sistema solar y ha vagado por el espacio por millones de años. Por su procedencia, se le clasificó técnicamente como 1/2017 U1.

Al estudiar su curso se encontró que proviene de la dirección de la estrella Vega en la constelación Lira, que está a 25 años luz de la Tierra. Pero hace 300.000 años esa estrella no estaba donde se encuentra hoy, por lo que su origen es y seguirá siendo incierto.

“Somos afortunados de que nuestro telescopio rastreador del cielo estaba mirando sitio indicado para capturar este histórico momento”, expresó Lindley Johnson, del Sistema de Defensa Planetario de la Nasa.

Es que objetos interestelares como este deben pasar pocas veces por el Sistema Solar, pero son demasiado débiles (poco brillantes) para ser detectados. De ahí el revuelo de los astrónomos.

Robert Jedicke, del equipo de Meech, sugiere que en cualquier instante dado debe haber un objeto interestelar entre la Tierra y el Sol, tal vez unos 10 al año.

“Qué descubrimiento tan fascinante”, opinó Paul Chodas, director del Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra de la Nasa. “Es un visitante de un sistema solar lejano, con una forma que nunca habíamos observado en nuestro vecindario”.

Para Meech, comparte similitudes con objetos del lejano cinturón de Kuiper, una región del Sistema Solar más allá de Neptuno, donde se encuentran varios planetas menores y millones de pequeños asteroides.

Desde su descubrimiento, este cigarro interestelar se ha ido alejando y su reducido brillo dificulta su seguimiento, pero potentes telescopios siguen su rastro y buscan, entre otras, afinar el curso hacia donde se dirige en un viaje solitario imperturbable.

Dejó, al menos, huella entre los astrónomos. Visitantes de esos no se ven a diario.