Ciencia

Este es el secreto del ágil vuelo del colibrí

¿Qué permite que los colibríes giren repentinamente en un ángulo cerrado, en pleno vuelo y a altas velocidades?

12 de febrero de 2018

Los colibríes (Trochilidae) son una de las especies de aves más pequeñas que existen y tienen una peculiar forma de volar: baten sus alas a gran velocidad hasta casi hacer que no se perciban. Además, algunas de ellas han evolucionado para sobrevivir a gran altura, donde la densidad del aire es baja, y su masa corporal y la forma de sus alas varía mucho según la especie.

Para conocer las características que contribuyen a la gran destreza que tienen para volar estos animales, investigadores de las universidades British Columbia en Vancouver (Canadá) y Freiburg (Alemania) estudiaron miles de aceleraciones, rotaciones y giros de más de 200 colibríes de 25 especies diferentes, en sus hábitats de Sudamérica y Centroamérica. El experimento consistió en dejar que los pájaros volaran de forma aleatoria en un área cerrada, mientras un sistema de monitorización por ordenador registraba sus movimientos.

De esta forma, pudieron medir si los rasgos para lograr un vuelo ágil estaban limitados a una sola especie o tenían restricciones que los animales debían completar de una forma predeterminada.

“Los colibríes tienen grandes músculos de vuelo, que están optimizados para un movimiento aeróbico rápido y sostenido. Pueden batir sus alas a más de 30 veces por segundo y generar fuerzas tanto con su trayectoria ascendente como descendente. Esto implica que su estilo de vuelo se puede modelar como el de los helicópteros y pueden generar fuerzas hacia adelante, hacia atrás y laterales, y también pueden girar sobre sí mismos”, explica Paolo Segre, científico de la Universidad de British Columbia y coautor del estudio que publica la revista Science.

Sorprendentemente, las diferencias entre las especies fueron lo suficientemente marcadas como para que los autores pudieran clarificarlas de forma correcta en un 34% de los casos, basándose solamente en sus patrones de maniobra. Esto indica que las diferencias entre especies, en cuanto a estilo de movimientos, son sutiles pero significativas. Registraron en total más de 330.000 movimientos.

Según el estudio internacional estas ágiles aves deben su destreza a su potencia muscular, al tamaño de las alas, junto con un toque de habilidad. Además, las especies más grandes, a pesar de su mayor masa, son capaces de adaptarse para superar a las más pequeñas.

Sin embargo, aún quedan muchas preguntas abiertas sobre su comportamiento y morfología: ¿Cómo afectan estas diferencias a su capacidad de sobrevivir y encontrar pareja? Si la maniobrabilidad es una ventaja para algunas especies, ¿cómo se las arreglan las aves menos ágiles? .