Ciencia

¿Cómo se llama el dinosaurio más grande del mundo?

09 de agosto de 2017

Era hora de que el dinosaurio más grande del mundo conocido hasta el momento tuviera un nombre.

Durante cuatro años fue un gigante anónimo, un monumental embajador del pasado lejano que imponía respeto. El naturalista inglés David Attenborough cayó fascinado a sus pies y le dedicó un documental. Desde enero de 2016, una réplica de sus restos alimenta el asombro de los visitantes del Museo Americano de Historia Natural en Nueva York.

A partir de hoy el titanosaurio hallado en la Patagonia argentina se llama Patagotitan mayorum.

“Por lo general, los hallazgos paleontológicos se hacen en silencio y se dan a conocer a la comunidad muchos años después del descubrimiento a través de la publicación científica de un artículo –cuenta el paleontólogo argentino José Luis Carballido, uno de los autores del estudio e investigador del Museo Paleontológico Egidio Feruglio–. Esta vez intentamos algo nuevo. Lo hicimos al revés. Primero acercamos a la sociedad a la paleontología al mantenerlos al tanto de cada paso de la investigación, para que comprendan el trabajo de fondo y la importancia de la preservación del patrimonio nacional. Y ahora publicamos el primero de una serie de papers sobre el titanosaurio”.

En el trabajo, publicado en la revista Proceedings of the Royal Society B, el gran dinosaurio descubierto en la provincia de Chubut en 2013 recibe un nombre (“Patago” por Patagonia; “titan” por las deidades griegas –símbolo de fuerza y tamaño– y “mayorum”, en honor a la familia Mayo, los dueños del rancho La Flecha donde los fósiles fueron encontrados), pero no solo eso.

Los investigadores revelan también más detalles sobre la increíble anatomía de esta especie que vivió hace 101 millones de años. A partir de los fósiles recobrados de seis ejemplares distribuidos en tres niveles, pudieron calcular la masa corporal –69 toneladas, el equivalente a 14 elefantes africanos– y longitud –39,5 metros de largo, algo así como dos camiones con remolque, uno detrás de otro–. Esto convierte a esta criatura en la más grande que haya caminado sobre la Tierra.

“Me llama la atención el diseño de las vértebras, son tan grandes. Realmente parecen la estructura de acero que tienen algunos edificios”, dice el paleontólogo Diego Pol, otro de los líderes del equipo científico e investigador del Conicet. “Mantenerse lo más liviano posible midiendo 39 metros de largo no debe haber sido fácil”, recalca.

Una escena del crimen paleontológica
Como muchas historias de detectives, todo comenzó por casualidad. Un día de 2011, mientras recorría a caballo las 13.000 hectáreas de la estancia La Flecha –ubicada a más de 1.300 kilómetros de Buenos Aires, en el centro de la provincia de Chubut–, un peón curioso llamado Aurelio Hernández observó algo distinto, un objeto que caprichosamente afloraba del suelo: un hueso solitario, distinto a los que dejan los animales habituales de esta zona desértica atravesada por la soledad y los fuertes vientos.

Los meses pasaron y finalmente aquel hallazgo llegó a los oídos de los científicos del Museo Paleontológico Egidio Feruglio de Trelew que, con cinceles, cepillos, martillos y paciencia, se acercaron al lugar. Y entonces, lo vieron: primero la punta de lo que parecía un fémur –de unos 2,40 metros de largo–, y después una vértebra, y partes del cuello y del dorso. Era toda una escena del crimen paleontológico.

“Lo que más me impactó fue la espectacularidad del sitio. Ya conocíamos otros dinosaurios de tamaño comparable al de Patagotitan, pero nunca habíamos visto tantos huesos grandes juntos en un mismo lugar”, recuerda Leonardo Salgado, paleontólogo de la Universidad Nacional de General Roca y miembro del equipo que trabajó en la excavación a 40 ºC a la sombra.

Los restos estaban prácticamente intactos, algo que no se ve con frecuencia. De hecho, los fósiles de titanosaurios son escasos y fragmentarios. Las estimaciones sobre la masa corporal del dinosaurio más grande conocido hasta entonces, el Argentinosaurus, se basaron en menos de 20 fósiles descubiertos. En esta ocasión, en cambio, se hallaron en el yacimiento más de 200 fósiles de estos dinosaurios herbívoros en excelente estado de preservación, además de 60 dientes de terópodos o dinosaurios carnívoros de gran tamaño como el Tyrannotitan chubutensis.

“Ya para la segunda campaña nos habíamos dado cuenta de que los huesos que iban apareciendo correspondían a diferentes individuos de una misma especie, que habían muerto en diferentes momentos, con varios años de diferencia tal vez”, explica José Luis Carballido.

Los científicos no podían saber exactamente la edad que tenían o su género. Ni siquiera su color. “Analizando los huesos nos llamó la atención que todos los individuos eran animales adultos, pero jóvenes. Aún estaban creciendo lentamente. Si uno tuviera que compararlos con un humano, sería una persona de 18 años”, asevera.