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Una forma genial de apilar ladrillos

Minecraft abre la puerta a la creatividad de sus jugadores, a la supervivencia y a la autodeterminación.

Comunicadora Audiovisual y Multimedial. La fotografía y la radio acompañan mi pasión por el periodismo digital. Community Manager en El Colombiano.

06 de abril de 2015

Castillos medievales, fortalezas, jardines, islas flotantes y granjas con animales. Cualquier lugar, hasta donde la imaginación alcance, puede ser construido por usted mismo, a su gusto y con todos los detalles que siempre ha soñado.

Todo esto se puede lograr con Minecraft, un juego que comenzó en los computadores personales, pero que ahora está también en las consolas de Play Station y Xbox, y que ya se ha coronado como el videojuego más vendido de todos los tiempos.

Enfocado en la construcción con cubos en 3D sobre un tema y con unos objetivos específicos, en Minecraft el jugador cuenta con total libertad para moverse y hacer lo que quiera.

Hay tres formas de jugarlo: en modo supervivencia, donde el jugador debe obtener todos los recursos para, como su nombre lo dice, sobrevivir en un mundo difícil. En modo creativo, donde los recursos para la construcción son ilimitados y se tiene la capacidad de volar. Aquí es muy común que el jugador sienta que regresa a la niñez cuando jugaba con cubos de Lego o Armatodo, con la diferencia de que los cubos son infinitos.

Por último, está el modo aventura, en el que se deben enfrentar desafíos y seguir los mapas desarrollados por otros jugadores en todo el mundo.

Carolina Londoño, de 26 años, es una enamorada de este juego, pero solo se dedica a la parte creativa, pues en su perfil de arquitecta, siempre le ha gustado imaginar y diseñar espacios increíbles y de ensueño.

“Siempre me han gustado los temas medievales: los castillos, las espadas y las armaduras, entonces cuando descubrí el juego me di a la tarea de construir un lugar donde pudieran habitar un grupo de guerreros”, explica, y agrega que hay días donde pasa casi tres horas en el proceso de construcción.

Por su parte, Andrés Felipe Rúa, de 12 años, es también amante de este juego, que le gusta porque no tiene tanta competencia y él puede tomar el camino que quiera en cualquier momento. Su personaje se llama Steve y es un ninja oculto en una persona normal. Una semana le tomó construir su mejor obra, también un castillo con puente levadizo a la entrada.

“Este juego me gusta porque es ‘rarito’, pero creo que los adultos no lo entienden bien porque a veces no ven cómo moverse o cómo construir algo. Como que se enredan mucho”, dice.

Pero la clave para que los jugadores mayores disfruten mejor el juego es simple: volver a sentirse niño. Andar y tratar de solventar los contratiempos que llegan, en mayor cantidad cuando cae la noche, pues aparecen zombis o esqueletos que quieren quitarle al jugador todos sus bienes e ingresar a sus dominios. Hay libertad de construir, pero cada noche, se debe luchar para no perder todo lo ganado.