Columnistas

Violencia en la universidad

23 de junio de 2015

En el capítulo de El Capital dedicado a la acumulación originaria, Marx escribe: “La violencia es la partera de toda sociedad vieja que lleva en sus entrañas otra nueva”. Desde los días de las grandes revoluciones del siglo XIX y XX, basadas en los ideales que Marx postuló, los socialistas han afirmado de manera explícita que buscarán llegar a las puertas del paraíso socialista por medio de la violencia. Esta se justificó como un medio para conseguir una sociedad de hombres libres e iguales. Esta profecía religiosa nunca llegó.

En Colombia, la justificación de la violencia como recurso de lucha política para conseguir el poder se planteó desde los años setenta en el contexto del surgimiento de los guerrilleros que se formaron bajo la influencia de los diferentes marxismos. Políticos, sectores de la iglesia, medios de comunicación y académicos justificaron la violencia revolucionaria. Hoy amplios sectores la rechazan y buscan otros caminos para construir una sociedad democrática.

Sin embargo, aunque la sociedad avanza en el proceso de ir más allá de la violencia, existen nichos en los cuales la consigna marxista “la violencia es la partera de la historia” es el máximo principio de la acción política: las universidades públicas.

Hay que precisar que no son todas; en algunas universidades estudiantes radicalizados piensan que la democracia y las libertades políticas son conceptos propios de una ideología liberal al servicio del capitalismo. Afirman que en las aulas hay violencia porque se enseña con una pedagogía orientada por el mercado; el cuerpo directivo es violento porque responde a las exigencias del neoliberalismo; los sistemas de control y vigilancia en las porterías, bibliotecas son violentos; en suma, la universidad es “en sí” violenta. Para enfrentar esta violencia institucional, al servicio del capitalismo, hay que oponerle, dicen, una “universidad en llamas, en crisis, en decadencia, que cree a partir de la nada el saber, la ciencia y el conocimiento” (El Tropelero).

¿Corresponden los señalamientos que estas minorías hacen contra la universidad a lo que es la violencia? “En un nivel muy básico, violencia es causar intencionalmente daño a las personas y toma diferentes formas: saqueo, robo, vandalismo, incendio provocado, desplazamiento forzado, secuestro, tortura, mutilación, violación y toma de rehenes” (Kalyvas).

Causar intencionalmente daño -violencia- a los universitarios no ha sido una política de las universidades públicas. La universidad es un ámbito de la razón, que se construye mediante argumentos fundamentados. Es desatinado denominar espacio de la violencia al espacio de la razón. La intervención policial, en casos de necesidad, se legitima en la obligación estatal de garantía de las libertades.

“En realidad Marx conocía el papel de la violencia en la historia pero le parecía secundario; no era la violencia sino las contradicciones inherentes a la sociedad antigua lo que provocaba el fin de esta” (Arendt). Entender esta frase le plantea a quienes operan con tesis inconexas de residuos marxistas que ni la glorificada violencia ni la idea de que el Estado es un instrumento de violencia de la clase dominante, eran tesis de Marx.

* Director Instituto de Filosofía U. de Antioquia.