Columnistas

Verdadera reforma al sistema de salud, el gran pendiente

12 de diciembre de 2016

Por JUAN CARLOS GIRALDO V. *
redaccion@elcolombiano.com.co

Son muchas las alertas rojas que ha emitido el sector salud que dan cuenta de la necesidad de rehacer una reforma sanitaria que ataque verdaderamente los problemas estructurales del sistema de salud.

Las alarmas no son pocas; mayor uso de los servicios de salud (más enfermos); la entrada creciente por las puertas de urgencias (enfermos más graves); la tutela como única llave del sistema para muchos ciudadanos; incremento de la pugnacidad entre actores del sector y frecuentes agresiones al personal asistencial; grandes aseguradores que en meses pasan de ser la solución a estar ad portas de la desaparición; la liquidación de las EPS más grandes de cada régimen, y entre muchas otras cosas, la deuda billonaria que todos los compradores de servicios (EPS, Fosyga, aseguradores, entidades territoriales) tienen con las clínicas y hospitales (7,1 billones de pesos).

Que más de la mitad de los colombianos (25 millones de personas) estén afiliados a EPS en proceso de intervención o sujetas a medidas especiales, además de inequidad, demuestra la falla de uno de los fundamentales del actual modelo.

Situaciones como estas nos permiten insistir en el diagnóstico de criticidad, pero también dan pie para extender la invitación urgente a la reflexión, a la autocrítica y a la reelaboración del sistema de salud, a todos los agentes que intervienen en él. Reconociendo los esfuerzos del Gobierno y del Congreso para administrar la crisis presente, se debe seguir trabajando en la transición, conteniendo los daños, mientras se hace el consenso para preservar lo que sirve del actual modelo y se diseñan los contenidos que reemplacen las partes inútiles o inservibles.

Es pertinente pensar en una reforma a la salud que tenga como punto de partida –y de llegada- a los usuarios, que garantice un acceso seguro y una atención oportuna. Muchos países poseen sistemas de salud más sencillos, más compactos, más eficaces en el logro de resultados y más eficientes en el manejo de los siempre escasos recursos. Esos sistemas, sin excepción, basan su funcionamiento en fuertes procesos de prevención, en la constante interacción con los ciudadanos (enfermos o no), en sistemas de información robustos, en institucionalidad confiable y con roles claros, en estandarización de procedimientos, en contabilidades fiables, en apertura a la innovación y la entrada razonable y oportuna de tecnología, pero especialmente en una función inteligente de rectoría a través de gobiernos rigurosos y proactivos.

Llegar hasta allí es posible, lo procedimental es tramitar una ley ordinaria que contenga los elementos de la reforma estructural, pero más allá del paso por el Congreso, lo ideal sería contar con el visto bueno de un programa de gobierno y el liderazgo de un presidente o el espaldarazo de los candidatos presidenciales.

Los salvavidas que ha lanzado la nación para superar el estado crítico de la salud son importantes, han sido bien intencionados, pero no son suficientes para resolver la coyuntura, mucho menos para sanar la estructura.

Colombia está en un camino de transición: a la modernidad, al desarrollo pleno, al post conflicto. Y para lograr equidad, la salud es el engranaje fundamental.

* Director General ACHC