Tabarnia
Año 2018, ha nacido un nuevo «país» que exige su derecho a decidir. Se llama Tabarnia y comprende toda la franja costera de Cataluña, desde Tarragona hasta el Maresme, incluida Barcelona. En sus fronteras se concentran 6,1 millones de habitantes de los siete largos que comprenden las cuatro provincias catalanas. Unas fronteras en las que en las últimas elecciones catalanas ganaron con nitidez quienes no quieren la independencia del resto de España. Tabarnia ha sido «trending topic» global en los últimos días y ha llegado a copar las portadas de diarios de todo el mundo, incluido «The New York Times». Pero, ¿qué diantres es Tabarnia? Simple y llanamente, Tabarnia es la Cataluña urbana y cosmopolita que está harta de la matraca independentista y que se siente tan catalana como española.
Como saben, el antiguo Gobierno regional catalán pretendió independizarse del resto de España con una pantomima de referéndum no reconocido por nadie salvo por los secesionistas en el que se escrutaron un 100,88% de votos. Ante el descrédito y la vergüenza en la que los rupturistas estaban sumiendo a su propia tierra, el Gobierno español se vio obligado a suspender la autonomía y convocó elecciones regionales inmediatas. El resultado es que, de nuevo, los que pretenden romper España y sacar a Cataluña de la UE y del país al que ha pertenecido siempre han visto cómo les votaban 2 millones de electores mientras que los no separatistas obtuvieron 2,2 millones de votos, con un partido netamente españolista (Ciudadanos) como opción más votada, con 1,1 millones de papeletas. Sin embargo, como los votos de las comarcas más rurales de Gerona y Lérida valen hasta cuatro veces más que los de Barcelona y Tarragona, por aquello de una ley electoral que favorece la sobrerrepresentación del campo frente a la ciudad, los «indepes» seguirán manteniendo la mayoría de escaños en el Parlamento regional.
Por eso, hartos de que su voto cuente una cuarta parte del de un payés que apenas balbucea castellano y de que los independentistas sólo defiendan esta ley electoral contemplada en la Constitución española y se salten todo lo demás, unos cuantos catalanes de las áreas metropolitanas de Barcelona y Tarragona han decidido crear Tabarnia, un lugar donde los «españolistas» lograron hasta el 66 % de los votos el pasado 21 de diciembre. Los creadores de esta nueva entidad amenazan con llevar a la práctica la secesión de Tabarnia del resto de Cataluña si los independentistas siguen otra legislatura dándoles la paliza con el rollo de la secesión. Lo mejor es que la Constitución española, en buena lógica y para evitar charadas, no permite la secesión de un territorio español sin contar con el voto de todos los españoles, pero sí contempla que una parte de una región se «independice» o se una a otra. Así, cuando hace trece años los «nazionalistas» vascos presentaron una propuesta de Estado Libre Asociado al Parlamento español (rechazada por 313 votos contra 29), Álava, una de las tres provincias vascas junto a Vizcaya y Guipúzcoa, anunció que se desgajaría del País Vasco para seguir plenamente integrada en España en caso de que la peregrina propuesta saliera adelante.
Y es que los «tabarnienses», que tienen ya gentilicio por cuenta de la Real Academia Española, han utilizado las mismas armas que los secesionistas catalanes para denunciar la imposición rupturista y desnudar así las vergüenzas del «nazionalismo». Así, los impulsores de la idea defienden el «hecho diferencial» de Tabarnia: «una alta densidad de población; intensa relación comercial con el resto de España; orgullo por el bilingüismo; mentalidad abierta, mayor renta y mayoría de votos no separatistas». Además, han hecho suyo el falso eslogan separatista del «España nos roba» para recordar que Barcelona aporta al Gobierno regional un 32 % más de lo que recibe para subsidiar a la Cataluña rural. A esos 1,3 millones de catalanes que expolian a Tabarnia. Un robo.