Columnistas

SOBRE PLANTEAMIENTOS POLÍTICOS

14 de septiembre de 2019

Estación Hablar Claro, a la que llegan pocos porque decir las cosas claras exige pensar en orden, comprometerse con lo dicho y, en términos de Confucio, hacer que los hechos superen a las palabras, pues de lo contrario haber hablado o escrito fue un acto vano, cuando no risible o hasta triste. Y es que en esto de la claridad (que tiene que ver con premisas de ordenamiento y cumplimiento), que es clareando (presente en gerundio para que las cosas se entiendan y se relacionen con el contexto), la realidad debe aparecer como está, con sus altos y bajos, y no con base en deseos que generen frustraciones después. Hablar claro siempre ha sido de sabios que, usando en ocasiones aforismos, sitúan, definen y diferencian una situación de otra para evitar la confusión y mostrar un camino. Y como la realidad es la real idea de algo, lo que se dice claro también es una realidad, un efecto con causa y una prospectiva bien definida, pues el contenido de las palabras es una posibilidad de crear y no un laberinto para evadir lo que hay.

Vivimos tiempos de propaganda (de propagar lo que sea, mentiras, delirios, fantasías) y no de comunicación certera que, como apriori que es (la teoría es de Otto Apel), convoque a la acción. La propaganda, y este es su espíritu, exalta los ánimos, bifurca los caminos (cuando no es que los enreda) y mueve la masa con base en faltantes emocionales. Y su tarea es doctrinal antes que un pensamiento claro, pues plantea lo que pudiera pasar (en la propaganda el deseo es siempre de gol) y no lo que se debe hacer para que las cosas pasen. Y en este punto tomo la política para definirla por lo que es y no por lo que tratan de hacernos creer: la política es el gobierno debido de la ciudad para que sea segura, no en términos de represión sino de creación de ciudadanos que, por buenos, estarían siempre en condiciones de construir, crecer y lograr desarrollos comunes a todos.

En los mensajes políticos que vemos y oímos, no se ven beneficios, no hay objetivos a cumplir, las frases contienen más deseos que realidades y hasta las caras que se ven no se sabe de quiénes son (en su mayoría), pues no representan gente que ha hecho cosas reconocidas por la ciudad sino que se lanzan para ver qué pescan. Y en este punto, hay frases y no hechos. Bueno... estas tierras son calientes y se habla más de lo que se hace. Nos podríamos definir como gente de radio popular.

Acotación: un planeamiento es una idea que tiene inicio y conclusión, que nace de un hecho y plantea un objetivo. Pero pareciera que en política latinoamericana el asunto fuera otra cosa: una frase de una canción que después nadie baila. Y....