REFLEXIÓN DE NAVIDAD
En una de estas tardes oscuras del invierno me encontré con Dios y nos sentamos a conversar un rato largo. Fue una conversación tranquila y amigable en la que Él contestó varias preguntas que me atreví a hacerle, en medio de un profundo respeto. La ocasión había que aprovecharla.
Sabes Dios, no entiendo por qué hiciste al hombre libre, incluso para hacer el mal. ¿No hubiera sido más benéfica la libertad solo para el bien?
Depende de lo que entiendas por libertad. Libertad es tener la opción entera, sin recortes. Pero para que no me sugieras que hice las cosas mal, le di al hombre la conciencia que le permite conocer lo que está bien y lo que no, pero sin tocar su libertad.
Dios, y ¿qué es lo que más te sorprende de los hombres?
Sus contradicciones. Se aburren de ser niños, apurados por crecer, y luego suspiran por ser niños. Por pensar ansiosamente en el pasado o en el futuro, descuidan su hora actual. Viven como si no fueran a morirse y se mueren como si no hubieran vivido. Tienen todo para ser felices y parece que se empeñan en ser desgraciados. No aman lo que tienen por desear lo que no tienen. Gastan su vida y su energía en tonterías y no encuentran lo que verdaderamente vale la pena.
Yo callé un largo rato como tratando de digerir su respuesta.
Dios, ¿cuál es la clave?
Yo lo dije y pocos lo han escuchado. Amar a Dios y al prójimo como a sí mismo.
Suena bonito, ¿pero eso cómo se hace realidad?
Lo que pasa es que no son tres cosas distintas sino una sola. A ti que te gustan los juegos de palabras te queda fácil entender. Si no te amas no me amas ni los amas, si no los amas no me amas ni te amas, si no me amas no los amas ni te amas.
Ahora mi silencio fue más largo, de años. Al fin me resolví a preguntar de nuevo.
Como Dios, ¿qué les pedirías a los hombres?
Que aprendan muchas cosas y la primera es que lo único que vale la pena es el amor. Que lo más valioso no es lo que tienen en sus vidas sino a quien tienen en sus vidas. Que no es bueno compararse con los demás; pues siempre habrá alguien mejor y peor que ellos. Que rico no es el que más tiene, sino el que menos necesita. Que deben controlar sus actitudes, o sus actitudes los controlarán. Que el dinero lo compra todo menos la felicidad. Que soñar da alas y trabajar da éxitos. Que los verdaderos amigos son escasos y que quien ha encontrado uno ha encontrado un verdadero tesoro. Que aprendan que son dueños de lo que callan y esclavos de lo que dicen.
Que los que siembran, cosechan de lo que siembran: si siembran odios cosecharán muerte, si siembran amor, cosecharán felicidad.
Que aprendan que la felicidad se decide.
Dios paró al notar mi cara llena de nuevas preguntas. Quedamos de continuar la conversación más tarde.