Columnistas

Protejamos los bosques

03 de diciembre de 2015

La política de protección de los bosques de Colombia se definió en el documento Conpes 2834 de enero de 1996, regido por las normas establecidas en la Ley 99 de 1993, teniendo en cuenta que el 69 % de las tierras del país deberían estar cubiertas de bosques y hoy solo el 49 % aún se conservan intactas, pero están amenazadas por la gran deforestación que se ha desarrollado durante las últimas décadas. La amenaza del fenómeno de El Niño que se presentará con mayor rigor en los próximos años y en períodos de sequía más largos, pondrán al país en aprietos, porque podrá perder su calificación como reserva del mundo, así tenga la selva del Amazonas como su mayor activo forestal.

Existen instituciones como WWF y Greenpeace, entidades que desarrollan campañas encaminadas a proteger los bosques, procurando que hacia el año 2020 se logre establecer un control efectivo que permita controlar la tala indiscriminada, en especial en las zonas del Amazonas y del Pacífico. En Antioquia el problema se relaciona con la protección de los páramos de Santa Inés en Belmira, el de Sonsón, el del Sol en Frontino y Urrao y el Alto de San Miguel, cuyos afluentes conforman el río Aburrá, se han identificado cerca de 25.000 hectáreas de protección y se han adquirido cerca de 6.400 hectáreas a campesinos y finqueros, con el fin de proteger el ecosistema.

Lo más delicado es que en Colombia se destruyen 11.000 hectáreas de bosques al año y los cultivos de coca se han incrementado en un 44 %, pasando en 2013 de 44.000 a 69.000 hectáreas en 2014, cerca de 2,7 veces la reserva calculada para el departamento de Antioquia; es de advertir que cada hectárea sembrada en coca requiere la tala de 2 hectáreas de bosque o rastrojo, lo que ha agravado la conservación del recurso hídrico; ante esta dramática situación se hace indispensable una mayor acción para el control de los cultivos de coca de las Farc, del ELN y de las bandas criminales vinculadas a ese ilícito negocio.

La destrucción de bosques representa la pérdida de hasta una quinta parte de las emisiones mundiales de gas de efecto invernadero, suma que representa más que sumados todos los vehículos juntos, aviones, barcos y vehículos del planeta.

Cornare ha hecho esfuerzos para conservar las cuencas hídricas en el oriente del departamento, ha impulsado el programa BANCO2, para invitar a los propietarios de predios a que se vinculen al programa de protección, al cual se encuentran vinculadas las EPM y adicionalmente esta institución ha contribuido con el aporte y la conservación de 1.400 hectáreas en el Parque Arví que sirve de protección a la cuenca del río Nare; en el resto del departamento Corantioquia ha establecido programas que han permitido iniciar planes de protección, pero no son suficientes, porque el problema es de tal magnitud que el potencial hídrico del departamento está amenazado para desarrollar los proyectos hidroeléctricos y de abasto de agua potable para los diferentes municipios.

La siembra de guadua en forma masiva es parte de la solución, porque tiene la propiedad de almacenar el agua y permitir la formación de humedales, que permiten el surgimiento de fuentes que alimentarán los ríos y quebradas de toda la región; todos los esfuerzos deben estar encaminados a proteger los bosques para garantizar el suministro de agua, necesaria para la subsistencia de las futuras generaciones.