Columnistas

Paro y más

21 de julio de 2016

El paro de camioneros no es un fenómeno nuevo, los ha habido en casi todos los gobiernos pero, en la mayoría de los casos, no ha llegado a situaciones mayores.

El de ahora es distinto, ha habido muertos, quema de camiones de carga, falta de productos del agro en los mercados. Esos paros se han resuelto por medio del diálogo (tan predicado ahora), con acuerdos y, sobre todo, con el cumplimiento de esos acuerdos.

La gente no acepta las mentiras tan de moda. Al pueblo se le podrá engañar una vez pero no en forma reiterada, tanto la palabra empeñada como las promesas hay que cumplirlas. Ahora se trata de un interlocutor jugador de póquer, tiene el engaño y la mentira como argumento básico. El paro prolongado y dañino es el producto de esa política mentirosa y de incumplimiento.

Se agrava más la situación ahora que tenemos que producir y transportar alimentos para los colombianos y para los venezolanos también engañados por el gobierno socialista siglo 21 y amigo de Juanpa (como le gusta que le digamos). No podemos abandonar a nuestros vecinos en la situación tan grave que padecen.

En Colombia nos hemos equivocado en la política del transporte. La culpa no es solamente de este gobierno, viene de atrás y no se ha buscado la manera de solucionarla. Acabamos con los otros modos de transporte; desaparecieron los ferrocarriles y el transporte fluvial, los medios más eficientes y baratos.

Antes de que me caigan críticas de los comentaristas agazapados en un seudónimo, que no saben más que insultar y mentir por desconocimiento y, sobre todo, con toda la mala fe posible, voy a contar una historia que la traen a cuento cada vez que carecen de argumentos.

En el gobierno de Samper iniciamos la recuperación de la navegabilidad del río Magdalena y el mejoramiento de los canales de acceso a los puertos marítimos de Barranquilla y Buenaventura. Cuando asumimos el ministerio de Transporte, nuestro antecesor, Jorge Bendeck Olivella, a quien admiro y respeto, nos dijo que estaba preparando unos contratos para esas obras de recuperación pero que había elevado una consulta a la Procuraduría para que estudiara si el mejor de los proponentes para ejecutarlas estaba habilitado para esa contratación, ya que era una empresa nueva producto de la separación de otra empresa. Reiteramos la consulta. La respuesta fue que legalmente estaba habilitada y se podía contratar con ella.

Firmamos los tres contratos por un total de unos 21.000 millones de pesos. Se ejecutaron las obras, los tres contratos se cumplieron. Llegó un reclamo del contratista, reclamo que no se aceptó. Salimos del ministerio, nos reemplazó el doctor Hernán López, no aceptó los reclamos. Llegó José Rizo Pombo no los aceptó, lo sucedió Rodrigo Marín Bernal quien tampoco lo hizo, lo sucedió quien hoy ocupa el ministerio de Hacienda, quien concilió por unos 26.000 millones de pesos. Algo más de lo contratado y se produjo el escándalo. Ahora es el ministro estrella de Juanpa (como le gusta que le digamos).

Cuatro fuimos víctimas del escándalo. Quien entregó el dinero ha sido premiado.

Apoyemos la resistencia civil.