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Odebrecht, interrogantes que no tendrán respuesta

23 de enero de 2017

Odebrecht, interrogantes que no tendrán respuesta Ya lo he dicho aquí: la corrupción nos desborda. Como sociedad hemos perdido la capacidad de sorprendernos ante cada noticia. Son tantos los casos que el de hoy hace que olvidemos el que reventó ayer. Y, gracias a ello, los órganos de control aprovechan para engavetar aquellos casos tocados por poderosos tentáculos. Hay muchos interrogantes ante escándalos de inmensas proporciones: Reficar, Saludcoop, Ferrocarriles Nacionales, Odebrecht y cientos de entidades públicas que han sido saqueadas. Su saqueo ha significado pérdidas equivalentes a montos que se corresponderían con esos indignantes incrementos en impuestos establecidos por el Gobierno. Por eso debemos ir más allá de sobre quiénes y cómo se robaron los bienes públicos. Hay que preguntarse también por qué, en muchos casos, la justicia se detiene justo allí cuando se asoman las narices de los auténticos responsables. El último gran escándalo es Odebrecht, un conglomerado brasileño de negocios en los campos de la ingeniería y la construcción, muy conocido por sus marañas en sobornos. Hace justamente tres décadas se dio un famoso escándalo en el que la secretaria general de Odebrecht, Concepción Andrade, fue denunciada como “la reina de las coimas”. En diciembre pasado el Departamento de Justicia de Estados Unidos divulgó que Colombia era uno de los 12 países en donde Odebrecht habría pagado millones de dólares por contratos. Y sí, el 15 agosto de 2014 se le adjudicó el proyecto para las obras de recuperación de la navegabilidad del Río Magdalena, a través del Consorcio Navelena, conformado también con la colombiana Valorcon (13 %). Ahora las preguntas. ¿Por qué a los encargados de adjudicar -a Cormagadalena, los ministros y entidades de control—, se les pasó por alto esta nefasta historia de corrupción? ¿Qué tuvo que ver Valorcon, considerando que sus dueños son la poderosa familia Gerlein? ¿Por qué la junta directiva del Banco Agrario, en la que tienen asiento dos ministros, le prestó $120.000 millones para desarrollar el contrato, pese a que estaba declarada insolvente?¿Acaso es ligera la apreciación del Fiscal General de la Nación, Néstor Humberto Martínez, al señalar que en Navelena no hubo actos de corrupción? Como si fuera poco, Odebrecht es el socio mayoritario de la Ruta del Sol 2. Y el minoritario es Episol, compañía filial a Corficolombia -la más grande constructora de Colombia, de propiedad de Luis Carlos Sarmiento Angulo, también dueño de El Tiempo-. Nueva pregunta: ¿acaso en la liquidación de utilidades, en el rubro de gastos, no incluyeron los 6,5 millones de dólares por concepto de “comisiones de éxito”, para lograr los otro si del contrato? ¿Acaso ellos no tienen qué ver con este escándalo? Para otorgarle un préstamo a un simple ciudadano, los bancos lo obligan a un riguroso seguimiento y le exigen todo tipo de documentación. Aquí, sin embargo, no se percataron que el representante legal y miembros de la junta, eran brasileños, entre ellos Feria de Silva, condenado a 18 años por corrupción.

¡Interrogantes es lo que hay por resolver!.