NUESTRO SISTEMA DE AGUA: QUÉ DESPERDICIO
Por MICHAEL E. WEBBER
redaccion@elcolombiano.com.co
América tiene un problema de agua. Para ponerlo en términos simples, la red nacional encargada de suministrar agua limpia y sana se está desmoronando.
Esta situación, la cual es el enfoque de una cumbre el martes en la Casa Blanca, amenaza a más que nuestros suministros de agua potable. El agua es utilizada en cada sector de la industria, siembra nuestra comida, afecta nuestra salud y sostiene nuestro sistema de energía.
El costo de este negligencia será alto. En Flint, Michigan, el alcalde ha calculado que costará hasta $ 1.5 billones arreglar o reemplazar los tubos de plomo. En general, reparar nuestros sistemas de agua y aguas residuales podría costar $ 1.3 trillones o más, según la Sociedad Americana de Ingenieros Civiles.
En ciudades por todo el país, miles de millones de galones de agua desaparecen a diario por goteras en las tuberías. Solamente en Houston se perdieron 22 billones de galones en el 2012. Como ha notado el experto de agua en la Universidad de California en Berkeley, David Sedlak, el sistema de agua está enfrentando un doble golpe: ha llegado al final de su vida de servicio justo cuando el cambio climático y el crecimiento de la población han incrementado sus cargas.
Los sistemas de tratamiento de aguas residuales también están en seria necesidad de actualización. Las inundaciones causan estragos en las plantas de tratamiento y sistemas de alcantarillado en muchas de las viejas ciudades, haciendo que estas descarguen aguas negras sin tratar cuando las lluvias o la nieve derretida las agobian. Las sequías también amenazan los suministros de agua.
Estos problemas son agravados por un sistema anticuado de regulaciones, mercados de agua disfuncionales, políticas que invitan a bombear excesivamente, y contratos que desalientan la conservación al requerir que los consumidores paguen por agua que no utilizan.
Para arreglar nuestros sistemas de agua, necesitamos precios que resulten en el uso más racional de agua e inviten a la inversión necesaria, datos para monitorear recursos de agua y uso, y mucha más investigación y desarrollo.
Tome los precios por ejemplo. Los precios del agua deben subir y bajar de acuerdo con la oferta y demanda. La idea de que el precio debería ser el mismo en la temporada seca (cuando la oferta es poca y la demanda por la irrigación es alta) que en la temporada de lluvia (cuando la oferta es alta y la demanda es baja) es una tontería.
Permitir estos cambios en precios cambiaría el comportamiento del usuario. Los precios más altos motivarían la conservación y las nuevas tecnologías.
Las regulaciones pueden asegurar que los primeros galones por persona por día sean baratos o hasta gratis, y los costos aumentan por encima de esto. El agua para necesidades como beber, cocinar, e higiene personal debería ser económica. Más allá de esto, agua para el césped, llenar piscinas, lavar carros y otros usos debería ser más costosa.
También tenemos que arreglar nuestra falta de datos. Estamos operando a ciegas. Comparado con sectores como el energético, donde se generan estadísticas sobre precios, producción y consumo semanalmente, información clave sobre el uso del agua y el suministro no existe o se publica solamente cada par de años.
Deberíamos aumentar los presupuestos federales para el monitoreo de agua. Establecer una Administración de Información sobre el Agua, así como el Departamento de Energía tiene una Administración de Información sobre la Energía, para recolectar, curar y mantener al día datos sobre el agua que están disponibles al público mantendría informados a los legisladores y mercados.
El Congreso también debería aumentar significativamente el apoyo a la investigación y el desarrollo del agua, asegurándose de incluir al sector privado como socio.
Necesitamos avances en tecnología de tratamiento de agua que permita reciclar en gran escala y reutilizar agua tratada, desalinización, y recuperación y almacenamiento de acuíferos.
El problema del agua es desalentador. Pero darle un precio sensato al agua para invitar la inversión y motivar la conservación, aumentar la disponibilidad de la información y duplicar la innovación puede hacer mucho por solucionarlo