NADA INTERRUMPIÓ ALZA EN ENERGÍA
Desde el pasado primero de diciembre comenzó a aplicarse en todo el país la injustificada alza en los precios de la energía, supuestamente como consecuencia del fenómeno de El Niño y que comprende un incremento tarifario por mes de 400 pesos para los habitantes de los estratos bajos y de 3.000 pesos para los estratos altos.
Alza ordenada por el Gobierno Nacional como resultado de la improvisación, los abusos, las malas prácticas y las decisiones equivocadas del sector eléctrico en Colombia.
Paradójicamente, desde las regiones se clama por una rebaja en las tarifas de la electricidad para aliviar el bolsillo de los usuarios, mejorar la competitividad industrial e incentivar al comercio, pero los oídos en el Ministerio de Minas fueron sordos ante este justo pedido.
Este incremento se convierte en otro impuesto vía factura de energía para los colombianos que confiaron en un modelo sectorial que, supuestamente, era sostenible, confiable, seguro y atractivo para los usuarios de las empresas suministradoras del servicio. Unas con un alto grado de eficiencia y otras con todas las falencias que se pueden encontrar en el desgreño y la falta de administración de algunas termoeléctricas del país.
Termoeléctricas que en estos momentos demostraron que no tenían ni la eficiencia ni la suficiencia financiera para entrar a apoyar a las hidroeléctricas. Sin embargo, las empresas más ineficientes del sector eléctrico serán premiadas con este “aguinaldo navideño”. Recursos que muy seguramente no servirán para mejorar el deteriorado servicio en tantas regiones del país.
¿Qué pasó aquí? Ese es un tema pendiente para los organismos de control, porque a estas empresas inoperantes se les hizo llegar a tiempo los recursos suficientes para que “caminaran”. Se calcula que este aporte destinado para garantizar la confiabilidad de la oferta ante la ocurrencia de situaciones extremas y que lo han cubierto de sus bolsillos cada usuario de energía, alcanzó la cifra de los 20 billones de pesos en la última década.
¿Dónde está ese dinero? ¿En qué se invirtió? En fin, los interrogantes siguen, sin olvidar que no es solo responsabilidad de cada empresa, sino del mismo Gobierno que les debió hacer seguimiento a esas inversiones, y no dedicarse simplemente a girar esos dineros sin ninguna compensación física.
A los organismos de control les corresponderá investigar si es verdad, como suponen algunos, que esos recursos se desviaron para rescatar empresas de energía agónicas. Sin calcular que el fenómeno de El Niño, al que ahora se le achacan todos los males habidos y por haber, es cíclico y que con mayor o menor fuerza aparece de vez en cuando.
De otro lado, se esperan los resultados de una investigación de la Superintendencia de Industria y Comercio para determinar una posible distorsión en los precios de la energía eléctrica, por parte de grandes empresas generadoras de energía del país.