Columnistas

Marihuana recreativa

25 de noviembre de 2014

No me gusta la marihuana. No la consumo. Pero considero que el debate sobre la legalización de una sustancia, no debe estar condicionado a los productos que utilizamos individualmente, o la defensa de su prohibición debe estar relacionada con si la droga nos producen recelo o no nos interesa.

No.

Defiendo la legalización de la marihuana en su uso medicinal, como lo aprobó en primer debate el Senado de la República, pero también en su utilización recreativa por razones económicas y sociales: y es que es más eficiente integrar ese producto en el mercado legal que seguir luchando una guerra inocua contra un droga ilegal que ha probado ser inofensiva en comparación con otros productos legales.

Es cierto que el uso de la marihuana puede conducir a la adicción, y su consumo crónico se relaciona con problemas de salud mental como la ansiedad y la depresión. Sin duda.

Los estudios también han demostrado que cuando su uso empieza en una edad temprana puede aumentar los problemas de salud mental, como la psicosis, y por eso la legalización de esta sustancia se debe regular a partir de los 18 años.

Y aunque no hay respuestas perfectas a las preocupaciones legítimas sobre los efectos del consumo de marihuana, tampoco las hay para las consecuencias del consumo del alcohol y en todos los niveles, social, familiar y salud, la marihuana produce efectos muchísimo menos dañinos que el alcohol.

Si es por el tema de consecuencias en la salud para el consumidor, entonces habría que penalizar el consumo de productos mucho más dañinos, como el chicharrón, por el nivel de grasas saturadas, o las gaseosas, por la alta dosis de azúcar (producto más adictivo que el cannabis) o más sencillo aún, el cigarrillo que, estadísticamente comprobado, mata mayor número de personas al año que cualquier otra droga legal o ilegal, incluida la heroína.

Los científicos han demostrado que el uso moderado del cannabis no genera ningún riesgo para los adultos sanos, y sus efectos medicinales, como ser un paliativo para manejar el dolor en enfermos de cáncer, son indiscutibles.

La evidencia es abrumadora en pro de su legalización, ya que la adicción y la dependencia a la marihuana existen pero son temas menores, sobre todo en comparación con el alcohol y el tabaco.

Ahora bien, las afirmaciones de que la marihuana es una puerta de entrada a drogas más peligrosas, cae en generalidades tan falsas como decir que el consumo de alcohol hace que los hombres le peguen a las mujeres.

Lamentablemente, muchos desajustados tienen ese comportamiento cuando consumen alcohol, pero por desajustados, no por responsabilidad del alcohol. De esa misma manera, la entrada a otras drogas es consecuencia del interés del consumidor sobre las otras drogas, no de la marihuana.

Es un buen primer paso aprobar el uso medicinal de la marihuana. Pero el país se debe mover hacia legalizar el uso recreativo del cannabis, y con eso conseguir, como están haciendo algunos estados de Estados Unidos, altos ingresos por medio de la tributación de la regulación, producción y comercialización de una sustancia que ha demostrado ser menos dañina que muchos productos que se consiguen en el supermercado..