Columnistas

¿Listos para el obturador?

25 de marzo de 2017

A la fuerza o alzando la voz: Hay varias regiones del mundo donde hay que rozar el fondo para que algo nuevo suceda o donde la fuerza es llave maestra. Sucede en El Cairo, cuando el conductor del taxi debe decidir si lanzarse intrépido a la corriente de carros carente de semáforo o quedarse ahí, viendo todo pasar. También ocurre en algunos hospitales de Colombia, donde la familia del enfermo tiene que mostrar su enojo para que lo trasladen a la ciudad o apliquen un medicamento. Esta semana hubo dos sucesos en Medellín que llevan a pensar si aquí nos hemos acostumbrado a tomar decisiones cuando se toca fondo o algunos levantan la voz. La primera tuvo que ver con la intención de la Asamblea Departamental de declarar hijo de Antioquia a un señor que ha sido excluyente, fanático y hasta antisemita: el ex procurador Alejandro Ordóñez. Solo cuando la gente empezó a pronunciarse en contra, periodistas como Ana Cristina Restrepo escribieron al respecto y se desató la polémica, ese organismo dio un paso atrás. El segundo episodio fue el anuncio de extender el pico y placa ante la alerta roja ambiental. Sí, agradecimos la medida. Sí, a muchos nos gusta guardar el carro y contribuir. Sin embargo hay preguntas: ¿Había que tocar fondo para tomar esas medidas? ¿Se aplican correctivos más rápido cuando se le atribuyen apodos a la ciudad o salen artículos que hablan mal de ella? ¿Solo después del ruido los diputados fueron conscientes del error? En su libro “Homo Deux”, Yuval Noah Hariri dice que en la antigüedad el poder se traducía en acceso a la información, y hoy, ante la avalancha de datos, ese mismo poder tiene que ver con saber qué ignorar. Como sociedad ¿actuamos y nos mostramos poderosos solamente cuando hay que reaccionar? Si comparamos la vida aquí con una foto amplia, ¿quién sabe enfocar la mirada en lo esencial y en el momento oportuno?

El Archivo Fotográfico de la Biblioteca Pública Piloto: Un grupo de compañeros visitamos esta semana el Archivo Fotográfico de esta biblioteca que se alista para ser centro vital del conocimiento y la cultura en Medellín. Cuando la puerta se abre, se siente el aire fresco de sus 17 grados centígrados y comienza un viaje por un tesoro urbano declarado por la Unesco que es memoria, ánimo futuro y sorprende hasta a los más serenos. En este espacio donde ganan vida un millón setecientos mil fotogramas, está consignada la historia de la ciudad durante las diferentes épocas y vista por diferentes fotógrafos. Según Esteban Duperly, periodista y fotógrafo que está a cargo del archivo, este sitio es una gran despensa de ideas, un punto de partida para crear cosas nuevas. Y es que las personas nos inspiramos al ver los orígenes y estudiamos lo previo para no caer en expectativas irreales o tomar caminos innecesarios. En estos días de cielo color gris literal, visitar este espacio aporta ideas y transmite optimismo. Reconocer lo avanzado también recuerda que cada uno tiene el poder de reducir el daño, reinventarse o mejorar un lugar. Tal vez solo hay que estar listos para capturar la luz.