Le llegó la hora al Plan de Desarrollo
Es de destacar el amplio diálogo con el que se construyó a nivel nacional, así como el esfuerzo por evitar que la sectorización y regionalización o los abusos de las identidades terminen desdibujando un propósito nacional.
En febrero se presentó al Congreso de la República el Plan Nacional de Desarrollo (PND), la hoja de ruta más importante de la nación en estos 4 años. Mes y medio después fue aprobado en primer debate por las comisiones económicas con bastante éxito. En este plazo un proyecto que tenía 300 artículos tiene ya casi 6.000 proposiciones de artículos, demostrando el tradicional interés del Congreso por esta iniciativa.
Es de destacar el amplio diálogo con el que se construyó a nivel nacional, así como el esfuerzo por evitar que la sectorización y regionalización (cada sector o región de la economía colombiana defendiendo su pedacito, que entre otras explican la mayoría de esas proposiciones) o los abusos de las identidades (que llevan a fragmentar excesivamente un PND en negros, blancos indígenas, niños, adultos mayores, etc.) terminen desdibujando un propósito nacional.
También merece destacarse el aporte del Plan al poner el agua como asunto clave del ordenamiento y sostenibilidad territorial, al hacer énfasis en el desarrollo de las capacidades humanas (educación, cultura, salud, vivienda o deporte) como claves para la seguridad humana y la justicia social o el acento en crecer más el sector agropecuario (basado en promover el derecho humano a la alimentación), motivar una reindustrialización o acompañar a la economía popular o microempresarios informales. Tal como lo señala públicamente el Director del DNP esta apuesta en muchos temas construye desde lo construido, y el éxito de este Plan dependerá de si el siguiente gobierno continúa o no con los temas del mismo.
Pero como se trata de mejorarlo, aquí van algunas recomendaciones. Que Minminas y Ecopetrol escuchen al director del DNP cuando afirma que se necesita el petróleo para hacer la transición energética; cualquier otro camino es un suicidio económico colectivo, y no son suficientes sólo los contratos firmados ya en gas y petróleo. Sugiero inyectarle al PND más ambición en el crecimiento; creciendo menos del 4% este país no tiene forma en el mediano plazo de generar suficiente empleo y recursos para el desarrollo, pero esto supone mucha más claridad de cuáles son las fuentes de crecimiento que se van a usar. Y por el contrario es recomendable restarle tanto optimismo en el crecimiento del recaudo con tan bajo crecimiento (3 puntos porcentuales adicionales) o quitarle al desbordado crecimiento en gasto público primario (2 puntos porcentuales). Ambos ajustes son necesarios por macroprudencia. Además, brilla por su ausencia la seguridad o construcción de convivencia, y como vamos en el tema de cultivos ilícitos y construcción de paz total, se vuelve indispensable. Muy poco se dice también de la competitividad, emprendimiento o formalización del país, asuntos claves para crecer. Y finalmente, aunque se motilaron la mayoría de las facultades extraordinarias, todavía hay margen para corregir.
De postre:
Mucho cuidado con algunos artículos riesgosos en el PND. Un ejemplo, los que dan laxitud a la contratación pública en beneficio de la economía popular, pero también el artículo que incrementa en exceso las transferencias a las comunidades en proyectos de energía renovable no convencional que, junto con decisiones de la pasada reforma tributaria, significa que todos los beneficios para la transición energética desparecerían.
*Rector Universidad EIA