Columnistas

LAS TRES CITAS

24 de noviembre de 2014

Tres testimonios de tres líderes, que nos sirven para reflexionar:

“Nosotros dialogamos con los enemigos que hemos jurado destruir, solamente cuando carecemos de la fuerza necesaria para abatirlos. Por medio del diálogo alcanzamos aquellos objetivos a corto y mediano plazo para ganar tiempo, y cuando efectivamente seamos más fuertes, entonces tomamos sin contemplaciones lo que queremos y sin que nos conmuevan las reclamaciones y las apelaciones de los enemigos venidos a menos” (Vladimir Illich Ulianov, Lenín).

“Abalanzándose sobre Muñoz, le asestó una lluvia de puñetazos, lo desarmó y tuvo la suerte de colocarle un gancho rabioso en el ojo derecho del desdichado, que, en pleno desequilibrio, cayó lamentablemente de culo, llorando con un ojo, mientras el otro se hinchaba rápidamente. El ojo morado, golpe supremo y muy anhelado, porque era una consagración de varios días, además de visible, el triunfo del vencedor, provocó en todos los asistentes gritos de indios sioux. Muñoz no se levantó de inmediato y en seguida Pierre, el amigo íntimo, intervino con autoridad para proclamar vencedor a Jacques, ponerle la chaqueta, cubrirlo con la esclavina y llevárselo rodeado de un cortejo de admiradores, mientras Muñoz se incorporaba, siempre llorando, y se vestía en medio de un pequeño círculo, consternado. Jacques, aturdido por la rapidez de una victoria que no se esperaba tan completa, apenas escuchaba a su alrededor las felicitaciones y los relatos ya adornados del combate. Quería sentir su vanidad satisfecha, y en parte ya lo había conseguido y, sin embargo, en el momento de salir del campo verde, volviéndose hacia Muñoz, súbitamente una sorda tristeza lo acongojó de pronto al ver la cara descompuesta del que había recibido sus golpes. Y supo así que la guerra no es buena, porque vencer a un hombre es tan amargo como ser vencido por él” (Albert Camus).

“No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a las personas y países porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia, como el día nace de la noche oscura. En la crisis nacen la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar “superado”.

Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias, violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones. La verdadera crisis es la crisis de la incompetencia. El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos y sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. En la crisis aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia. Hablar de crisis es promoverla y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto, trabajemos duro. Acabemos de una vez con la crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar para superarla” (Albert Einstein).