La precarización del trabajo en la universidad
Los temas más importantes que ha desarrollado la sociología en estos primeros años del siglo XXI surgen de buscar explicaciones a los efectos que ha producido una globalización desenfrenada, la cual se ha extendido por todo el planeta bajo la orientación de una concepción neoliberal de la economía y de la sociedad.
Una consecuencia de esto ha sido, según Guy Standing, autor de The Precariat, la creación de un “precariado global” que está formado por millones de personas en todo el mundo que viven en condiciones de desintegración y atomización. En su libro La sociedad del riesgo, Ulrich Beck trata el proceso de desaparición de la era dorada de la modernidad social. La incapacidad del capitalismo para mantener las cuotas de crecimiento desde los ochenta determinó que el Estado social tuviera que ser disminuido, así como los derechos civiles y sociales.
Estos cambios exigieron otras explicaciones como la que brinda Oliver Nachtwey en su libro La sociedad del descenso, donde evidencia las transformaciones más relevantes en el trabajo. En esta sociedad las personas no se quedan sin trabajo, pero sí sin trabajo integrado. En la modernidad social el trabajo está articulado con la seguridad social; en esta nueva etapa, el trabajo no garantiza seguridad, estatus, ni prestigio. Esto afecta especialmente a las clases media y baja, que son conducidas vertiginosamente a descensos sociales y a la precariedad.
Estos sociólogos, que he presentado, nos permiten explicar algunos cambios que experimenta una microestructura social como la universidad en esta época neoliberal. Para el neoliberalismo la educación pública inspira desconfianza. Tiene una organización burocrática y sus sindicatos son reacios al cambio. Pesa mucho en el gasto público y por eso desde hace tiempo se busca disminuir su presupuesto. De aquí proviene la desfinanciación.
Independientemente de la reforma tributaria y de los posibles cambios del sistema salarial y prestacional, que hoy se discuten en las universidades, es importante señalar que los grupos peor situados en la actual estructura organizacional de las universidades públicas son los que están en la que llamaré zona de desvinculación, -profesores de cátedra (17.918) y ocasionales (4.235)-. (Estudio Decreto 1279 de 2002).
El grupo que está en la zona alta salarial, no se sentirá tan afectado por estos cambios. Los que están en la zona media y baja verán vulnerados sus ingresos. El descenso social los amenaza. Pero los profesores de cátedra y ocasionales, sin garantías de seguridad y estabilidad, experimentan un sentimiento de precariedad, pues a pesar de sus estudios y experiencia, se ven atrapados en la temporalidad del empleo. Este grupo vive también una profunda impotencia, pues la educación ya no garantiza las aspiraciones de mejoramiento económico y social, autonomía y seguridad que anteriormente otorgaba el trabajo.
Los profesores de cátedra y ocasionales, así como los pertenecientes a la zona salarial media y baja, están ante un proceso de degradación profesional, descalificación de los perfiles académicos, de los títulos y producción académica. Degradación con consecuencias salariales por las dificultades para hacerse más competitivos mediante el trabajo académico.