estimular la bondad vs. la maldad
A nadie se le ocurriría consentir que los niños jugaran en un lugar atestado de desechos y podredumbre que pueda contaminarlos y arruinar su salud. Sin embargo, eso es lo que hacemos cuando le permitimos a nuestros hijos deambular solos en el ciberespacio o en cualquier medio de comunicación, divirtiéndose con toda suerte de programas, música, videojuegos y demás, en los que se glorifica la infamia y la violencia despiadada.
Gracias a lo que hoy ven, oyen y juegan, muchos niños se han ido connaturalizado tanto con la perversidad y la vulgaridad que son capaces de atrocidades inconcebibles. Un ejemplo de esto ocurrió en Estados Unidos recientemente, cuando dos niñas de 12 años llevaron a una amiga a un bosque, le clavaron 19 puñaladas y la abandonaron. Según ellas la razón para hacerlo fue obedecer las órdenes de “The Slender Man”, un héroe malvado muy popular en la ciencia ficción del terror con el que se entretienen en internet.
Aunque la víctima milagrosamente sobrevivió, la vida de sus atacantes posiblemente se arruinó para siempre. Gracias a la influencia que tiene lo que ven y escuchan en los medios, muchos menores de edad se han insensibilizado al sufrimiento de sus semejantes y connaturalizado con toda suerte de monstruosidades.
Con los avances en las comunicaciones hoy no es difícil corromper la conciencia de los niños y convencerlos que agredir, violar, o herir a alguien es una hazaña divertida. Como en la infancia ellos no distinguen la fantasía de la realidad, al entretenerse con videojuegos, series, películas y canciones cargadas de abuso, terrorismo y maldad se desalientan en ellos la compasión, la empatía y la solidaridad con sus semejantes. Es decir, se deshumanizan.
Como padres tenemos el deber de proteger a nuestros hijos de todo lo que pueda alentarlos a obrar mal o arruinar su integridad moral. Es indispensable que limitemos lo que ven los niños. Y urgente que nos dediquemos a fomentar la bondad en un mundo en que se glorifica la maldad, estimulando a nuestros hijos a amar en lugar de abusar, a servir en lugar de demandar, a ayudar en lugar de explotar... y a hacer el bien y evitar el mal.