ESCANDALIZAR A LOS PEQUEÑOS: UN CRIMEN QUE CLAMA AL CIELO
En nuestro lenguaje el término “escándalo” suele usarse como sinónimo de gritería, pero en su origen designa la piedra de tropiezo, y por eso Jesús en el Evangelio (Marcos 9, 38-48) usa el verbo escandalizar para referirse al hecho de hacer caer a otros. Es curiosa en este sentido la relación entre la piedra de tropiezo y la “gran piedra de molino”, atado a la cual dice Jesús que debería ser echado al mar todo aquel que escandalice a los “pequeños”.
El escándalo al que se refiere Jesús tiene que ver con el maltrato a menores, cuyos responsables –que no son sólo gentes del clero sino también laicos y laicas, no sólo célibes o solteros, sino también casados o convivientes en pareja, y no sólo de la religión católica, sino también de otras confesiones religiosas y no creyentes–, deben ser denunciados y castigados: los abusadores y corruptores, y en general quienes se aprovechan de seres vulnerables para inducirlos a conductas impropias de la dignidad humana. Y esto se aplica tanto a los abusadores sexuales como a quienes reclutan niños para el microtráfico, o para armarlos y dedicarlos a la violencia.
Dice Jesús en el Evangelio que quienes escandalizan a los pequeños se hacen merecedores de la “Gehenna”, término derivado del nombre Gehinnom, que se le daba a un quemadero de basura situado en el valle de Hinnom, cerca de Jerusalén y se aplicaba simbólicamente al castigo reservado para los criminales. Jesús lo emplea para referirse no a un lugar físico, sino al estado de sufrimiento eterno de quienes hayan optado por empecinarse en conductas escandalizadoras.
A la Gehenna se opone “la Vida”, identificada por Jesús como “el “Reino de Dios”. Este Reino consiste en la presencia amorosa del Señor que hace feliz eternamente a toda persona que, poniendo todo cuanto esté de su parte, acoge sus enseñanzas obrando la verdadera justicia, consistente en respetar la dignidad y los derechos de los demás. Pidámosle al Señor que nos ayude a todos a poner en práctica sus enseñanzas, para ser auténticos seguidores suyos realizando lo que significa su nombre: “Jesús”, que quiere decir “Dios salva” y que Él mismo dice que puede ser invocado por cualquier persona de buena voluntad.