Columnistas

ENTORNOS INSEGUROS E INSTITUCIONALIDAD ROTA

04 de julio de 2021

Como mamá de dos pequeñas de 10 años y 5 años, veo en ellas mi mayor tesoro. Los tesoros son para cuidarlos, protegerlos, y cuando son personas y no cosas, con mayor razón. Como sujetos de derechos, los niños y niñas en Colombia tienen protección especial respecto de cualquier otra población. Sus derechos prevalecen. No obstante, por encima de los textos con los que se expresan las leyes, los niños y niñas en Colombia están expuestos a entornos de violencia que terminan vulnerando sus derechos y afectando su desarrollo integral.

Lo conocido esta semana que recién termina en torno al posible abuso de menores en un centro infantil del programa Buen Comienzo en Medellín nos deja dolidos en el alma y en el corazón. ¿Por qué un lugar que se supone promueve el desarrollo integral y se convierte en un entorno seguro para niños, niñas y familias deriva en una situación riesgosa y dañina para la primera infancia atendida allí?

Lo primero es restablecer los derechos vulnerados de los niños y niñas. En segundo lugar, debemos exigir que todas las autoridades involucradas, incluyendo a la institución aliada operadora del centro infantil, realicen una investigación rigurosa y oportuna y toda la comunidad pueda conocer de primera mano qué fue lo que ocurrió. Se deben responder preguntas como: ¿desde cuándo ocurrieron estos hechos?, ¿cuántos niños y niñas estuvieron involucrados?, ¿cuándo se hicieron las primeras denuncias?, ¿quién las atendió y cómo fueron atendidas?, ¿se siguieron los protocolos establecidos en los lineamientos del programa? La sociedad debe pedir cuentas y el Estado, a través de las instituciones que velan por el bienestar de la niñez, debe dar respuestas oportunas sobre este caso.

Será necesario que los resultados de estas investigaciones sienten las bases para tomar los correctivos desde la gestión del programa, y si es un caso aislado, velar porque en este en particular se corrijan todos los errores que permitieron que semejante situación se presentara.

Trasladar hechos que, al parecer, son puntuales a todo el programa y a todos los aliados es lo peor que le puede pasar al hito social más relevante de Medellín en los últimos quince años. Como sociedad no podemos permitir que esto ocurra. La primera infancia vulnerable de Medellín no lo merece. La reputación del programa está siendo fuertemente dañada y los más perjudicados con ellos son justamente los niños y niñas, que hoy más que nunca necesitan el soporte que el programa les ha brindado históricamente.

El alcalde de Medellín ha expresado públicamente que planteará la posibilidad de que el programa no sea operado por privados, sino que sea gestionado por completo por el municipio. Es necesario recordar cómo nació Buen Comienzo. El programa es el resultado de la capitalización de los saberes de las organizaciones sociales dedicadas al cuidado de la primera infancia desde décadas atrás. Que conocen el territorio, sus necesidades y que han respondido a ellas con amor y generosidad. La confluencia de estos intereses con una apuesta decidida desde lo público por la primera infancia dio origen a Buen Comienzo.

Señor alcalde, en busca de soluciones, lo conmino a que ante su afirmación de que ha estado poniendo el ojo en los operadores, abra muy bien su ojo a cómo se está administrando el programa Buen Comienzo desde que arrancó su Alcaldía. Lo conmino a que abra un espacio de unas horas para hablar con los aliados históricos del programa, a que hable con las familias. Solo espero que estas personas quieran hablar con usted, porque lo que cunde desde hace meses en el programa es el MIEDO. Y del miedo, señor alcalde, nada bueno puede salir

* Vocera Todos por Medellín.