El verdadero pecado de Gustavo Villegas
El pasado miércoles salí de la audiencia de imputación de cargos en contra del ex secretario de Seguridad, Gustavo Villegas, amargado y con muchas preguntas porque se trata de un caso turbio hasta en sus verdaderas motivaciones.
De hecho, la impresión que tengo después de haber escuchado atentamente la presentación del fiscal 64, es que en el banquillo de los acusados no se encuentre solamente el doctor Villegas, sino también la política de sometimiento que el exsecretario siempre ha promovido desde la institucionalidad. ¿Será que el proceso que se adelanta en contra de Villegas es el producto de un conflicto institucional dentro la misma Fiscalía, entre quienes son partidarios de una política de sometimiento y quienes se oponen?
¿Será que a Villegas lo están juzgando (¿o persiguiendo?) por ser demasiado eficaz en su lucha contra el crimen organizado? Porque si el exsecretario es culpable de algo, es quizás de haberse dedicado a la seguridad de Medellín con exceso de celo, y de tener la ambición de querer convertir a Medellín en un ejemplo para el país de cómo combatir de manera efectiva a las estructuras mafiosas.
De hecho, la trayectoria de Villegas es larga. Fue integrante de la Comisión facilitadora de paz de Antioquia, miembro del equipo negociador del gobierno de Pastrana con el Eln, y lideró la desmovilización del Cacique Nutibara y de los Héroes de Granada.
Por eso, durante todos estos años, Villegas ha refinado las habilidades que dominan los más grandes mediadores. Ha experimentado la fuerza persuasiva que tienen las palabras, así como el contacto humano al enfrentar a los criminales. Son exactamente las mismas habilidades que los fiscales antimafia italianos, Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, utilizaban para persuadir a la entrega y a la colaboración a los jefes de la Cosa Nostra.
De hecho, en gran parte del material probatorio presentado por la Fiscalía, reconozco el actuar de un experto mediador, que sabe construir confianza y persuadir. Es por estas habilidades y por su capacidad de moverse en aguas turbias llenas de tiburones que alcaldes como Fajardo, Salazar y Gutiérrez se han apoyado en él. Villegas ha sido una ficha clave del éxito de aquellas administraciones.
Es por los conocimientos y las habilidades de Villegas que durante la alcaldía de Federico Gutiérrez, en alianza con la Fiscalía y la Policía, fueron capturados 117 cabecillas de estructuras criminales, y muchos otros se sometieron. Diría que es un resultado más que apreciable de parte de alguien que no quiso combatir al crimen organizado, como hoy lo afirma el fiscal 64.
Entre los capturados está también Julio Perdomo, un mafioso de la llamada Oficina de Envigado, quien hoy es el testigo principal de la Fiscalía, cuya palabra investigadores, periodistas y varios analistas están tomando al pie de la letra. Pero valdría también la pena preguntarse, ¿qué beneficios está buscando este mafioso acusando a Villegas?
Villegas no aceptó los cargos y el juicio dará la oportunidad de esclarecer la verdad. Mientras tanto queda golpeada una política de seguridad que ha venido dando resultados importantes, y toman un respiro los poderes mafiosos.