El Theodoro Hertzl y sus 70 años
Hay fechas que es imposible ignorar porque son resultado de pequeñas victorias y recordarlas es un bálsamo contra el pesimismo. León Manevich fue uno de los primeros niños judíos que nacieron en Medellín hace más de ochenta años después de que sus padres llegaron hasta aquí huyendo de la Alemania nazi. Con la memoria intacta a sus más de ochenta años, recuerda aquel día en que el excanciller israelí y asesor en resolución de conflictos, Shlomo Ben Ami, visitó el Colegio Theodoro Hertzl y expresó: “Nunca había visto un lugar donde niños de creencias tan diversas conviven con tanta alegría y respeto”.
Fue fundado hace 70 años por un grupo de personas de la comunidad judía liderado por la señora Rosa de Yanovich, se convirtió en alternativa para los niños judíos y todos aquellos que tenían otros credos o no practicaban ninguna religión en la Medellín conservadora de esa época. Desde entonces, por sus salones han pasado familias trabajadoras y de perfiles variados. También los hijos o nietos de intelectuales como Alberto Aguirre, Manuel Mejía Vallejo y Carlos Gaviria.
En su lista de exalumnos se leen nombres como David Legher, director para Latinoamérica de Avon y Ronny Vayda, arquitecto y escultor. A ellos se suman mujeres como Fanny Kertzman, exdirectora de la Dian y columnista, el profesor de termodinámica Juan Carlos Ordoñez y el ingeniero Félix del Valle. También hay líderes locales y deportistas como los Bluman, quienes han sido campeones de equitación en certámenes internacionales.
El Theodoro Hertzl pertenece a la comunidad judía de Medellín, cuyos integrantes se consideran completamente colombianos y están comprometidos con aportarle a esta ciudad que acogió a sus padres y abuelos.
Actualmente conviven en ese colegio niños de varias nacionalidades, idiomas, tipos de familia o creencias. Las fiestas judías se viven desde una perspectiva universal que lleva a tomar en cuenta los mensajes que son relevantes a todos porque “antes que el credo o los diferentes estilos de aprendizaje, somos humanos”. Innovar y mejorar han sido premisas desde su inicio. Fue el primer colegio mixto que existió en Medellín y el primero que se trasladó a la zona actual en el Oriente antioqueño. Asimismo y desde sus inicios, en los salones se han fomentado las preguntas y debates sobre temas variados.
En esos salones desde los que se ven las montañas de El Retiro, los niños aprenden a través del juego y en tres idiomas. También se practica la metodología “Horaá Mutemet” que promueve una enseñanza adaptada a las diferentes personalidades. Para Nidia Londoño, su rectora, la meta hasta el 2024 es duplicar su tamaño. “No queremos crecer más porque nuestra principal fortaleza es ser una familia grande donde todos nos conocemos”. Y agrega: “Somos un colegio que busca permanentemente un equilibrio entre el ser y el saber”.
Conocer de cerca este lugar de estudio donde se viven a diario la tolerancia, la innovación y el respeto, alegra el alma en una ciudad donde aún necesitamos ver lo diferente con buenos ojos.