El animal borracho
Esto ya lo habíamos dicho antes, pero como se acercan las fiestas de Navidad y año nuevo, vale la pena hacer otra vez la reflexión.
Definitivamente no hay nada ni nadie más ridículo que un borracho o una borracha. El pelo desordenado, los ojos brotados, rojizos y vidriosos, dando vueltas como una licuadora.
La nariz roja, hinchada y mocosa de degenerado. La boca torcida, con restos de comida y semiabierta que deja escapar un tufo de cobija de gamín. Una cumbamba temblorosa como el Galeras. Unas manos que tocan todo y derraman todo. Unos pies que no saben para dónde van y a los que le falta una media.
Y si es una mujer, se toman todos los síntomas anteriores y se multiplican por diez.
El consumo exagerado de licor hace que el ser humano se comporte como un auténtico animal en celo, o furioso, o de manera inusual, como por ejemplo:
Babear como bebé recién alimentado. Bailar como un gringo baila salsa o una gallina parada en una lata caliente. Decir la misma historia aburrida o el chiste descachado una y otra vez hasta que sus amigos quieran pegarle. ¿Qué es verde por fuera y por dentro y tiene una pepa de aguacate en la mitad...? ¡ja,ja,ja! Pensar que sus exnovias están realmente desesperadas y deseosas de que las llame por teléfono a las cuatro de la mañana o que la pareja que encuentre a mano le va a hacer caso sexual. Creer que está susurrando cuando los gritos se oyen en el estadio. Hacer que dshiga cozax como eshtaj.
No saber qué rayos le ocurrió a su pantalón que está manchado, quemado, descosido, desteñido, mugroso, roto y con un chicle pegado atrás.
Llevarlo a pensar seriamente que es Supermán o Riky Martin o Barack Obama.
Hacerle creer que puede conversar en forma lógica y no erótica con miembros del sexo opuesto.
Hacerlo imaginar que es experto en Kung Fu, yoga, política y fútbol.
Argumentar, sin posibilidad de contradecirle, en contra o a favor de Uribe.
Aterrorizarse porque al despertarse por la mañana mira al otro lado de su cama y ve un charco escalofriante (cuyo nombre y composición no puede recordar).
Tener la ilusión de que es más fuerte, listo y más bien parecido que un tipo realmente grandote, cliente permanente de gimnasio, llamado Tyson.
Llevarlo a pensar que es invisible.
Pedir y cantar las rancheras de siempre creyendo tener la voz de Miguel Aveces Gemía. Pensar que la gente se está riendo CON él y no de él.
Causar una laguna en la continuidad de tiempo-espacio, es decir no recordar nada de las estupideces que hizo y dijo.
PROVOCAR embarazo.
Los borrachos son una vergüenza, pero especialmente porque matan transeúntes, chocan otros vehículos, hacen llorar noches enteras a sus seres queridos y pierden el empleo, el dinero y la dignidad.
¡Un borracho es más feo que una cucaracha estripada!.