¿Daña el etanol los vehículos?

En la página de Internet del Instituto von Mises se publicó el 9 de octubre pasado un artículo firmado por Tho Bishop en el cual se analiza la decisión reciente del presidente Donald Trump, consistente en permitir la venta de gasolina mezclada con el 15% de etanol de maíz durante todo el año, en todos los estados. Como es sabido, durante los meses de verano, en numerosos estados no permiten vender sino la mezcla del 10% de etanol de maíz con gasolina.
Estiman algunos que este aumento al 15% sí será un gran negocio para los agricultores. Pero algunos opositores afirman que no será tan bueno para los consumidores habituales de alimentos, ni para los propietarios de vehículos como paso a comentar.
Esta mezcla constituye un triunfo para los agricultores en momentos que la administración Trump le ha elevado los aranceles al comercio con China y esta le ha reducido, en respuesta poco amistosa, sus importaciones de alimentos. Se estima, además, que el momento del anuncio no pudo haber sido más oportuno para ganarse a los agricultores en vísperas de las próximas elecciones.
No sobra advertir que el etanol de Colombia proviene de la caña de azúcar y parece superar para mejorar el aire que respiramos que el de maíz. Sostienen los opositores que numerosos agricultores estadounidenses van a continuar dejando de cultivar otros productos alimenticios para cultivar maíz. Este cambio elevará los precios de los productos abandonados. Se comenta en el artículo citado que en los Estados Unidos había en 2011 unos 400.000 cultivadores de maíz. Que el precio del maíz se les ha doblado desde entonces a la fecha.
Pero lo que resulta inesperado para quien escribe radica en la afirmación del artículo del señor Bishop, la cual nos dice que en los Estados Unidos se prefiere el uso del etanol a solo el 10% como máximo, porque un contenido mayor del etanol de maíz daña, corroe los motores de los vehículos, acelera la corrosión de los tanques de gasolina, daña los empaques y se pueden ocasionar fugas que incendian los vehículos.
Me resulta sorprendente, porque mis informaciones sobre las mezclas de etanol de caña de azúcar en Brasil figuran hoy en el 27% y están ajustando, además, los motores nuevos para mezclas del 40%. No creo imposible proteger los tanques de gasolina, ni fabricar mangueras y empaques que eviten el deterioro de estos elementos.
No se mencionan en el artículo de Bishop la reducción de los daños de los combustibles fósiles en el medio ambiente, en el aire que respiramos, cuando se sustituyen ellos por etanol. ¿Qué puede ser más grave, los daños a los vehículos o a los seres humanos?
Así las opciones, los vehículos eléctricos parecen entrañar la solución de fondo.