Columnistas

Crónica y el Grupo de Barranquilla

22 de febrero de 2015

El libro Crónica, publicado por Ediciones Uninorte, es un documento valioso para los estudiosos de la historia del periodismo en Colombia.

En la obra están recopilados varios números del semanario de literatura y deporte que, con ese nombre, circuló en Barranquilla entre 1950 y 1951.

La plantilla de este suplemento era de lujo: el director era el escritor y traductor Alfonso Fuenmayor, y el jefe de redacción era Gabriel García Márquez. En el consejo editorial se encontraban, entre otros, el escritor Álvaro Cepeda Samudio, los periodistas Germán Vargas y Juan B. Fernández Renowitzky, el “sabio catalán” Ramón Vinyes, y la poetisa Meira Delmar. Había dibujos firmados nada menos que por el pintor Alejandro Obregón.

Lo que hace al Grupo de Barranquilla digno de ese nombre –según el periodista y editor Julio Roca Baena– “no es el hecho de que Fuenmayor, García Márquez y Cepeda Samudio hubieran sido amigos y se reunieran en este o aquel café, sino el haber fundado y publicado el semanario Crónica, no importa cuán breve hubiera sido su existencia”.

Más allá de servir como plataforma para la conformación de esa célebre comunidad literaria, el semanario Crónica marcó otros hitos en las letras nacionales. Fue pionero en el descubrimiento del deporte como cantera de historias literarias en las cuales se reflejan los conflictos esenciales del ser humano: la pobreza, la derrota, la soledad. Los textos de Germán Vargas sobre Heleno de Freitas y Ricardo Cardozo son precursores en su género. Anticipan, de alguna manera, el conocido reportaje que años después le hará Cepeda Samudio a Garrincha. Y constituyen un aporte novedoso en la génesis del periodismo narrativo.

Capítulo aparte merece la preocupación por ofrecerles a los lectores textos de grandes escritores universales, a menudo con traducciones propias tan impecables como la que le hizo Alfonso Fuenmayor al cuento “Los asesinos”, de Hemingway.

En un país parroquial cuya intelectualidad vivía, en gran parte, embebida en la contemplación de su ombligo, los editores de Crónica se dieron el lujo de publicar a Kafka, a Huxley, a Greene, a Simenon. El académico francés Jacques Gilard comprobó que en el suplemento literario del periódico El Tiempo solo se empieza a hablar de Borges en los años 50. A esas alturas el escritor argentino ya había sido publicado varias veces en el semanario Crónica.

Acaso lo más atractivo de esta recopilación es el humor que destilan sus páginas. Los editores encaran la realidad con una mirada vivaracha, inteligente. Esto se aprecia en el siguiente diálogo, que no está firmado pero que podría atribuírsele a García Márquez. Es un coloquio que termina con una “greguería”, es decir, una de esas sentencias humorísticas y poéticas que puso de moda Ramón Gómez de la Serna: “¿Qué tal la película?” “Ni me lo preguntes. Jorge Negrete llevaba un sombrero mexicano tan grande que no dejó ver la película”.

Crónica es el testimonio de una época, el producto de un formidable taller de adiestramiento literario. Y además un documento que vale la pena conservar.