Columnistas

Consejos para una alcaldía

28 de noviembre de 2015

Mientras los nuevos alcaldes consiguen el “estrén” para la toma de posesión de sus alcaldías, me voy a atrever a darles unos consejitos que les pueden servir en el desempeño de sus cargos. Que no son otros que los que Don Quijote dio por escrito a Sancho Panza para el gobierno de la ínsula Barataria. Que a eso nos aprestamos, por lo visto: a llenar el país de alcaldías sanchopancescas.

“Para ganar la voluntad del pueblo que gobiernas, entre otras, has de hacer dos cosas: la una, ser bien criado con todos, aunque esto ya otra vez te lo he dicho, y la otra, procurar la abundancia de los mantenimientos; que no hay cosa que más fatigue el corazón de los pobres que el hambre y la carestía”.

“No hagas muchas pragmáticas; y si las hicieres, procura que sean buenas, y sobre todo, que se guarden y se cumplan; que las pragmáticas que no se guardan, lo mismo es que si no lo fuese; antes dan a entender que el príncipe que tuvo discreción y autoridad para hacerlas, no tuvo valor para hacer que se guardasen; y las leyes que atemorizan y no se ejecutan vienen a ser como la viga, rey de las ranas: que al principio las espantó y con el tiempo la menospreciaron y se subieron a ella”.

“Sé padre de las virtudes y padrastro de los vicios. No seas siempre riguroso, ni siempre blando, y escoge el medio entre estos dos extremos; que en esto está el punto de la discreción. Visita las cárceles, las carnicerías y las plazas; que la presencia del gobernador en lugares tales es de mucha importancia: consuela a los presos, que esperan la brevedad de su despacho; es coco a los carniceros que, por entonces igualan los pesos, y es espantajo a las placeras, por la misma razón”.

Los placeros, o las placeras, eran los tenderos que vendían comestibles en las plazas. Venteros ambulantes, digamos, que, como ahora, invaden el espacio público. Nada nuevo bajo el sol.

Finalmente, amén de otros consejos en ese capítulo LI de la segunda parte del Quijote, este: “No te muestres, aunque por ventura la seas -lo cual yo no creo- codicioso, mujeriego y glotón; porque en sabiendo el pueblo y los que te tratan tu inclinación determinada, por allí te darán batería, hasta derribarte al profundo de la perdición”.

Estos serían mis consejos, tal vez mal traídos de la mano de Sancho, para los alcaldes de todos los pelambres que empezarán a gobernar el año entrante. Buen viento y buena mar. Y que el Dios de don Quijote los guarde. Y nos guarde a todos. Amén