CARTA INOPORTUNA
Cuando se escuchó por la radio y luego desde La Guajira por televisión que el presidente Santos había enviado una carta al expresidente Uribe, invitándolo a un diálogo por la paz y el proceso con las Farc en La Habana, le quedaron a los radioescuchas muchos interrogantes, considerando el mal trato por 6 años contra el expresidente Uribe de parte del presidente Santos y su séquito de aduladores.
Hace aproximadamente tres años un pequeño grupo de amigos quisimos propiciar un encuentro entre el presidente Santos y su mentor que lo hizo presidente, el expresidente Uribe Vélez, de una nos quedamos con las ganas, pero sin la posibilidad del encuentro que anhelábamos, donde proponíamos un homenaje al expresidente Uribe del cual estamos en deuda, con la asistencia del Dr. Santos y un grupo de personas preocupadas con el futuro del país y la forma como se hacían las negociaciones en La Habana.
Al conocer la carta extensa haciendo un recuento breve de lo que se ha convenido en La Habana por el grupo guerrillero, igualado con el Gobierno y sus plenipotenciarios, saltan a la mente muchas inquietudes sobre el verdadero ánimo del presidente Santos y la sinceridad en el contenido de la invitación, o conociendo al personaje, la estrategia como en otras ocasiones, sería más política esa invitación, para la pantalla y publicidad nacional e internacional, donde el fin era otro y no buscando sinceramente su participación, que debía ser lo importante.
El problema radica en la falta de confianza hacia una persona, que en sus intervenciones ha demostrado un odio contra su antecesor y expresiones con calificativos no aceptables, que por su contenido, solo se le dicen al peor enemigo, con sed de venganza, causando un mal grande en la imagen de alguien que se la jugó entera por sacar el país de la encrucijada en que se encontraba y más grave aún, al haber sido el presidente Santos su colaborador y haber desconocido al posesionarse los logros de su jefe, promotor de él para el cargo que hoy ocupa.
Era pues de esperarse la respuesta rápida y contundente del expresidente Uribe, observando que si en seis años, luego de haberlo alabado cuando se posesiono como el salvador de la patria y el mejor presidente de la historia, ya posesionado no ahorró calificativos y actuaciones, queriendo derrumbar a una persona con la autoridad moral, el conocimiento de la patria como ningún otro y un guerrero en el buen sentido de la palabra como es la persona de Álvaro Uribe Vélez, líder reconocido por propios y extraños, maltratado por la izquierda protegida por este Gobierno.
Como lo han pregonado muchos jefes de diferentes partidos políticos y empresarios, considerando la capacidad de convocatoria del líder Uribe Vélez y su grupo político; sin él es difícil consolidar la paz anhelada por todos, diferente por la forma de hacerla. Pero cuando a uno lo invitan a la hora del té, cuando ya hay compromisos firmados, queda como difícil ser invitado de piedra al final de las fiestas habaneras, para respaldar documentos nocivos para la institucionalidad y pasando por encima de la Constitución, apoyado por todos los enmermelados en el Parlamento y celebrado con bombo y platillos, por periodistas, columnistas y dueños de medios, facturando publicidad en exceso, en detrimento de las arcas del Estado.