Economía

¿Por qué Japón no sube la tasa de interés para atajar la alta inflación?

El país asiático aplica una política monetaria “ultraflexible” que estaría próxima a terminar, por el relevo en el banco central.

22 de febrero de 2023

En un contexto global de bancos centrales incrementando las tasas de interés para contener el ascenso de la inflación, el caso de Japón resulta llamativo dado que desde febrero de 2016 la tasa de política monetaria del país asiático está en -0,10%.

Al cierre del año anterior el índice de inflación fue de 4%, no visto en más de 30 años (enero 1991), impulsado por el aumento en los precios de la energía, que fue un 15,2% más alto en diciembre que el año anterior.

No obstante, la postura del Banco de Japón ha sido anclar en terreno negativo su tasa de interés. Parte de esa decisión recae sobre el gobernador de la institución, Haruhiko Kuroda, cuyo mandato de diez años caracterizado por la defensa de una política monetaria más flexible finalizará el próximo 8 de abril (ver gráfico).

Una encuesta de analistas divulgada la semana anterior por el diario económico Nikkei apuntó a que la tercera economía del mundo observaría cambios en las decisiones de tasas de interés para final de este año.

Es así como las miradas de la economía mundial se empezarán a posar en el académico Kazuo Ueda, quien asumirá las riendas del Banco de Japón, tras ser nominado por el gobierno.

En Estados Unidos la inflación ronda 6,4% y en Europa 8,5%, y aunque el 4% japonés es menor, dobla la meta fijada por el banco central del 2%.

Modelo particular

La economía japonesa está expuesta a los impactos externos debido a su fuerte dependencia de las exportaciones. Esta vulnerabilidad se ha mostrado en los últimos años, ya que esa economía ha experimentado períodos de recesión junto con la desaceleración de la economía mundial. Asimismo, la crisis económica generada por el covid también tuvo un impacto significativo.

En enero, por ejemplo, las exportaciones de ese país se desaceleraron 3,5%, por el debilitamiento de la demanda externa, en especial en automóviles y maquinaria para fabricación de chips por parte de su principal socio comercial, China.

Camilo Pérez, director de Gestión Global de la Universidad Eafit, explicó que entre 1950 y 1980 Japón acometió una serie de transformaciones productivas enfocada a la exportación, pero desde los 90 observa un menor ritmo de crecimiento anual.

“Es normal que las economías de altos ingresos crezcan menos rápido y el consumo de los hogares es clave para jalonar el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), pero allá el envejecimiento poblacional ha rebajado esa capacidad de consumo”, anotó el docente.

Pese a los esfuerzos del gobierno en las dos últimas décadas por dinamizar la economía y encarar el fenómeno de deflación e inflaciones negativas, la gente ha reducido el consumo con la idea de que más adelante todo estará más barato, pero tras la pandemia y el reacomodamiento de los negocios globales han presionado la inflación al 4%.

En ese entorno, la óptica del banco central japonés ha sido apostar por tasas de interés bajas o negativas, pero en general la cultura asiática es proclive al ahorro, por lo que no es necesario que las autoridades monetarias suban sus tasas de interés para estimular un mayor ahorro.

“Si ante la menor demanda de los hogares japoneses hoy el banco central decide aumentar la tasa de interés, pues el consumo se rebajaría más y eso no es conveniente”, añadió Pérez (ver ¿Qué sigue?).

En 2022 el PIB de Japón creció 1,1% por la recuperación del consumo tras el levantamiento de las medidas que el país adoptó por la pandemia. Se espera que el consumo continúe fuerte por los ahorros acumulados durante la pandemia y a la política monetaria ultra laxa que ha mantenido el Banco de Japón, logrando así amortiguar el golpe de la inflación en alimentos y combustibles sobre los hogares. Pero, analistas advierten que las duras condiciones globales podrían pesar sobre la economía japonesa que depende de las exportaciones.