Economía

En la economía mundial hay miedo, pero no hay crisis

La incertidumbre que existe sobre las grandes economías tiene asustados a los mercados. Dinero hay, pero invertir en naciones como Colombia ya no es tan atractivo.

Escribo sobre economía y negocios. Periodista y estudiante de Ciencia Política.

08 de febrero de 2016

Imagine que tiene dinero disponible y desea invertir ese capital para que crezca con las mejores condiciones y la más alta rentabilidad.

Ahora bien, tiene varias posibilidades para hacerlo, pero una de ellas es colocar su dinero en un lugar que rente a una tasa alta, pero en el cual corra riesgos, por ejemplo, que no le paguen lo acordado. Al otro lado está un fondo donde, si bien la tasa es baja, el capital estaría seguro.

¿Usted qué haría?

Esa es la pregunta que determina, en gran medida, lo que pasa en el mercado mundial. La caída en los precios del petróleo, la desaceleración de la economía china, la aversión al riesgo y la gran liquidez del mercado son factores que determinaran dónde se coloca el dinero.

Para entender lo que está pasando, EL COLOMBIANO consultó a economistas y politólogos, quienes coinciden en que el gris escenario económico del mundo no tiene los elementos para ser considerado una crisis. Sin embargo, la sensación de miedo basta para alterar los índices y afectar las cuentas de las naciones y las empresas.

¿Cuál es el lío con China?

El adagio popular “entre más gana, más gasta” ayuda a explicar lo que ocurre en China.

La segunda economía más grande del mundo ya no crece tanto. China dejó de expandirse del 14 por ciento anual a cifras, en 2015, que están sobre 6,9 por ciento, el dato más bajo en 25 años.

Es decir, si la economía se mueve más lento, no produce al mismo ritmo y no vende tanto, no comprará tanto para su industria.

Y sí, eso nos debe importar, pues China es el principal consumidor de petróleo en el mundo, así como un acaparador de otras materias primas para la producción.

“China era el motor de la economía mundial y el enfriamiento de los commodities, no solo por petróleo ha dado un golpe fuerte a la estructura del mercado actual”, asegura el Ph.D en Economía de la Universidad Johns Hopkins y docente de la Universidad de los Andes, Marc Hofstetter.

Esta idea se refleja en el PMI Manufacturero, un índice que representa, por grandes economías, cómo está el desempeño de industria (ver gráfico) y donde se ve que China lleva más de un año de capa caída.

“Las cifras que reporta el gobierno chino son muy dudosas, por eso el miedo del mercado. Incluso se ha puesto en duda si la desaceleración es tan controlada como la vemos, si es más acelerada los datos no lo demuestran. El temor que eso genera retrae a los mercados”, asegura el director de Estrategia de Corficolombiana, Andrés Pardo Amézquita.

La menor demanda de crudo en China se suma a un golpeado precio del petróleo que ha perdido más de 70 dólares en dos años y que se debate por cuotas de mercado. “A los países les ha tocado acomodarse a esta nueva realidad y en ese proceso, choques como el de China, agravan la situación”, agrega Pardo

La ecuación: China no compra. La oferta en el mundo aumenta y la demanda no crece. El precio del insumo baja y todos los países que se sostienen mayormente con ingresos de materias primas (entre ellas petróleo) empiezan a ver oscuro el panorama. Traducción: desaceleración y recorte de inversiones.

miedo en forma de riesgo

Ahora, si usted tiene dinero invertido en un banco o fondo de ahorro que da noticias negativas, que ya no tiene tasas atractivas y que de a poco gana en desconfianza, lo lógico sería salir de ahí.

Algo parecido ocurre en el mercado mundial. Y vale usar como ejemplo a Latinoamérica y a Colombia.

“Desde 2014 vemos salida de capital. Ante la inestabilidad económica y política de algunas naciones, la zona se ha vuelto más riesgosa. Las reverberaciones de la desaceleración china sobre América Latina son evidentes y se suman a las de la caída del petróleo”, agrega Hofstetter.

Para el experto, las inversiones van en dos sentidos: unas estudian detalladamente cada país, para ver qué tan seguro es estar allí y otras ven a A. Latina como un todo.

“Cuando se ve un panorama con Brasil en recesión, Argentina en mal estado y Venezuela en graves problemas, hay inversionistas que ni piensan en llegar a ningún país de Latinoamérica”, agrega el economista.

Solo el año pasado, la Inversión Extranjera Directa en Colombia, para citar un ejemplo, según datos del Banco de la República, tuvo una caída de 24,37 por ciento con respecto a los flujos de 2014.

Ante la caída de los ingresos petroleros y otras materias primas, las naciones han tenido que recortar inversión, hecho que desacelera las economías y tiene efectos políticos (ver recuadro).

Ese mismo escenario lo están viviendo los países emergentes alrededor del mundo. El efecto más inmediato de esta situación es una acelerada devaluación. El caso colombiano es claro. En el último año la moneda nacional perdió 935 pesos, según el histórico del Banco de la República y, frente al dato de hace dos años la caída es de 1.270 pesos.

De ahí los choques externos, como el caso del efecto de la devaluación sobre el aumento de la inflación en Colombia.

No obstante, la fortaleza del dólar y la necesidad de apalancarse con recursos para las “vacas flacas”, hace que las economías emergentes y de Latinoamérica tengan otro problema: “el lento crecimiento de A. Latina se complicará aún más, pues se hará en un escenario con empresas altamente endeudadas, hecho que las hace menos atractivas”, indica el Barómetro de Riesgo País que realiza la compañía multinacional Coface.

El efecto se monetiza. Según la directora del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, de los mercados emergentes se fugaron 531 mil millones de dólares en 2015, dinero que buscó territorio más seguro.

Esta situación explica en gran medida el comportamiento de las principales Bolsas latinoamericanas. Por ejemplo, el Mercado Integrado Latinoamericano (Mila), que reúne a México, Colombia, Chile y Perú, tuvo reducciones en su capitalización de 21,97 por ciento en 2015 frente a 2014.

“Puede que la plata esté ahí, pero la gente está asustada y no quiere arriesgarse a ver qué pasa, no quieren ver si esto deja de ser una desaceleración y se convierte en crisis, por eso se llevan el dinero o lo dejan quieto en lugares seguros”, indica Pardo.

Las demás potencias no despegan

Si bien los ojos están puestos en China y la dinámica a la baja del petróleo, las demás potencias económicas no están ayudando.

“La normalización de la economía de E.U. no va a ser sostenible. Los resultados del año pasado fueron decepcionantes. No creo que puedan subir las tasas de interés como lo planea la Reserva Federal de ese país”, afirma Hofstetter.

De no darse esa recuperación anunciada de Estados Unidos, la economía mundial volverá al escenario de 2015, de alta liquidez pero de “una sensación de intranquilidad porque ninguna de las economías grandes despega, ni es capaz de tomar el liderazgo”, agrega.

Situaciones similares enfrentan Japón y la eurozona, que han tenido que encender la máquina de hacer dinero para mover sus economías, pero hasta ahora ninguna de las dos muestra señales sólidas de expansión a mediano plazo.