El desarrollo tecnológico de Bangalore da lecciones al mundo
Esta ciudad de la India será potencia digital. Al año 2020, hasta 250 mil personas trabajarán con tecnología en el país asiático.
En el sótano de un edificio de Bangalore (India), cientos de jóvenes indios ocupan sus puestos en escritorios filados, tecleando compulsivamente y soñando con ser el nuevo Steve Jobs o Mark Zuckerberg.
Un cuarto de siglo después de que comenzara la transformación económica de India, una nueva generación de jóvenes goza de la seguridad financiera adquirida por sus padres y prueba suerte en el arriesgado negocio de crear empresas de tecnología.
“Esto está mejorando mucho”, afirma Aneesh Durg, joven estudiante de Chicago (EE. UU.), pero de origen indio y llegado a Bangalore, centro tecnológico del sur de India, para colaborar en el desarrollo de un aparato que ayudará a los ciegos a leer textos.
Durg dice que se sorprendió con el avance de esta industria en India (país de 1.250 millones de habitantes), en que más gente se emplea de cuenta propia, en contraste con las generaciones pasadas.
India cuenta con 4.750 empresas emergentes de tecnología, solo detrás de Estados Unidos y Reino Unido, a los que se alcanzando rápidamente. Se han registrado historias de éxito como la de Flipkart, el rival de Amazon en India, o el supermercado en línea Big Basket.
Producto global
Desde robots y aplicaciones móviles a cocinas inteligentes y máquinas para hacer cócteles, Bangalore es una verdadera fábrica de ideas.
Vikram Rastogi es un experto en robótica que creó Hacklab, una pequeña incubadora para impulsar proyectos en su ámbito, tras visitar el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en 2014.
“Vi el tipo de trabajo con hardware que están haciendo. Podríamos hacerlo mejor en India, lo que pasa es que la gente no va más allá”, explica Rastogi.
Este profesor de ingeniería está trabajando para que los drones operen como una flota y así recoger más información. También desarrolla una aplicación que podría utilizarse para almacenar datos de extensas áreas, como en las extensas fincas agrícolas de Australia o Brasil.
Pero el camino para construir el próximo Google o Apple no siempre es fácil.
“Cuando empecé en esto vino a vernos mucha gente con ideas de proyectos”, dice Rastogi, quien admite que algunos se dieron por vencidos después de un tiempo, a menudo por la presión familiar para que encontraran un trabajo remunerado.
Nueva generación
Sylvia Veerarghavan, una entre millones de jóvenes que han emigrado a Bangalore por trabajo desde los años 90, observa a la nueva generación de emprendedores con interés.
Cuando ella se mudó aquí, la ciudad estaba convirtiéndose en un centro de negocios para compañías occidentales de tecnología que buscaban mano de obra barata y bien formada en compañías como Infosys, Tata Consultancy Services y Wipro.
“Para mí, para la gente de mi época, conseguir un trabajo costaba muchísimo. El tipo de valores que solíamos tener son muy diferentes”, concluye Veerarghavan, que trabaja para una organización sin ánimo de lucro, tras 25 años de carrera en el campo de la tecnología de la información.