El riesgo de emprender sin un plan de negocios
Según consultores expertos, lanzarse al mercado sin una guía clara puede ocasionar una quiebra prematura.
Soy afortunado porque me gano la vida haciendo lo que amo. Fanático de la salsa brava y los timbales. Amo a mi familia.
“Colombiano que se respete en algún momento ha pensado en tener un negocio propio”, ¿quién no ha escuchado esta frase?
Son muchos las razones que pueden impulsar un emprendimiento, pero tener una idea no basta para sobrevivir en un mercado de libre competencia.
Diego Londoño, docente consultor de la Corporación Interactuar, comentó que muchas personas llegan buscando financiación para materializar sus empresas, aunque no cuentan con una hoja de ruta muy clara y lanzarse así al mercado puede ocasionar un fracaso prematuro.
Más allá de la idea
Son muchas las grandes empresas que en determinado momento iniciaron como pequeños emprendimientos y crecieron gracias a las soluciones que sus fundadores encontraron a los problemas cotidianos.
Sin embargo, para aumentar las posibilidades de éxito, es necesario tener a la mano un plan de negocio; entendido como un mapa con tareas y acciones orientadas al sostenimiento y rentabilidad de la unidad productiva.
Yamileth Hurtado, asesora socioempresarial de la corporación Mis Manos, explicó que ese plan puede dividirse en varias partes. La primera consiste en definir una misión, allí debe quedar claro el papel de la empresa en el mercado.
En esa misma etapa, debe plasmarse la visión, un espacio pensado para detallar el alcance que tendrá el negocio, a dónde llegará y cómo quiere ser visto por el público.
Para cumplir con estos puntos, tal como lo explicó la especialista, deben construirse unos objetivos relevantes, medibles y alcanzables, que derivarán en unas tareas específicas durante un lapso determinado para que no se conviertan en un simple ideal. “Yo puedo tener objetivos en ventas o mejoramiento de producto, entre otros. Lo importante es que afecten algún área de mi empresa”, comentó Hurtado.
Identificar al cliente
“Cuando yo tengo una idea de negocio —detalló— lo primero que debo saber es a quién está dirigida. Debo tener claro quién será mi cliente, acercarme a él para investigarlo y conocerlo”.
Paralelamente, el plan de negocios exige conocer a la competencia. Ese ejercicio, según Hurtado, “tiene que arrojar información sobre qué es lo que ellos están haciendo bien y cómo yo podría mejorarlo”.
El paso siguiente, conforme a lo esbozado por la asesora, implica identificar las fortalezas de la empresa y las oportunidades que le ofrece el mercado.
Además, “debe diagnosticar sus debilidades o todo lo que la competencia hace bien y yo no puedo hacer lo mismo por falta de recursos o tecnología”, añadió.
Igualmente, en esta etapa del trabajo, es necesario detectar las amenazas. O sea, situaciones externas que pueden implicar un riesgo. Por ejemplo, altos costos de la materia prima y efectos climáticos, lo que exigirá diseñar unas acciones de control.
Luego, deberá establecer el plan de producción y ventas, que estará determinado por la demanda. De esto dependerá lograr el punto de equilibrio y la rentabilidad.
Al tener todas estas fases cumplidas, Hurtado precisó que el siguiente paso es crear la estrategia para el relacionamiento con los clientes. Básicamente aquí deberá definir los canales más adecuados para fidelizarlos y generar ventas continuas.
Existen manuales y guías online que detallan detenidamente cada una de estas fases y diversas entidades que ofrecen orientación. Entre ellas, el Sena, Créame e inclusive las mismas alcaldías.