Alguien está atacando la capa de ozono
Alguien o varios, están enviando a la atmósfera grandes cantidades de Triclorofluorometano, denominado también freón-11 o CFC-11, un gas que destruye la capa de ozono.
Es el segundo químico más abundante que afecta esa capa protectora del planeta, en la que en 1985 se encontró un gran agujero sobre la Antártida sugiriendo que se estaba agotando, reportado por científicos de la base británica en esa región.
Esa clase de químicos, los clorofluorocarbonos, entre otros, eran los culpables. Siendo usados en industrias como la refrigerante y una gran variedad de aerosoles.
Por eso en 1987 se firmó el Protocolo de Montreal, el primer éxito mundial para remediar un problema global, en el que los países se comprometieron a eliminar esos químicos.
Ahora un estudio publicado en Nature, a cargo de científicos de la oficina del clima y la atmósfera de Estados Unidos, NOAA, reportó que aquel compuesto volvió a aparecer y de nuevo amenaza al ozono.
El origen, dice el estudio, se encuentra en Asia oriental, en una fuente no identificada, de
Stephen Montzka, cabeza de la investigación expresó que “estamos alzando una bandera a la comunidad internacional para decirle “esto es lo que está sucediendo y nos está alejando de recuperar a tiempo la capa de ozono”.
Se necesita investigar más por qué ese incremento y si se puede hacer algo pronto.
Los CFC fueron considerados en su momento un triunfo de la química moderna. Son químicos estables y versátiles.
En enero pasado la Nasa había revelado que el agujero se estaba recuperando gracias a la prohibición, siendo menor la presencia del cloro, que ataca al ozono.
El nuevo estudio de NOAA y científicos del Reino Unido y Países Bajos, que monitorean el ozono en la atmósfera terrestre, indica que esta es la primera vez que las emisiones de uno de los tres más abundantes CFC, que tienen larga vida, ha aumentado de manera sostenida desde que se establecieron los controles.
El CFC-11 persistías por las espumas de aislamiento fabricadas antes a mediados de los 90, y una pequeña cantidad existe hoy en refrigeradores viejos.