Conozca las alternativas a las toallas y tampones
Soy periodista del área digital de El Colombiano. Si la vida no me hubiera arrastrado hasta el periodismo, tal vez habría sido bailarina.
Desde que llega por primera vez la menstruación hasta la menopausia, una mujer con un flujo de sangre promedio usa alrededor de 12.000 toallas higiénicas o tampones, cinco diarios por cinco días de menstruación al mes. Y si cada toalla o tampón pesa alrededor de cinco gramos después del contacto con la sangre, una sola mujer habrá producido alrededor de 60 kilos de basura relacionados con su período menstrual al terminar su etapa reproductiva.
En Colombia, esa mujer con un flujo de sangre promedio se gasta alrededor de 670 pesos por tampón y 440 en cada toalla higiénica si compra paquetes de 30 unidades en un supermercado de cadena. Si la mujer solo usa tampones, en toda su vida habrá invertido poco más de ocho millones de pesos, y 5’288.000 si le gustan más las toallas higiénicas. “Un gasto necesario”, podrían pensar, ¿pero qué harían si supieran que hay alternativas mucho más económicas y ecológicas que los productos desechables?
Toallas higiénicas reusables
En su forma se parecen mucho a las toallas higiénicas desechables, pero están hechas de telas absorbentes que se pueden lavar. La capa que va en contacto con la piel es 100 por ciento algodón. La que sigue es sintelita, una especie de plástico que ayuda a contener los flujos. Después hay una capa de tela absorbente tipo pañal y por último, una capa impermeable que impide que se escape la sangre.
Desde hace seis años la Fundación Mujer Vida de Manizales les enseña a las mujeres campesinas a fabricar toallas higiénicas reusables, que ellas venden a sus amigas y familiares dependiendo de los materiales que utilicen. Gracias a la Fundación ya hay mujeres fabricando toallas reusables en Barranquilla, Cali, Casanare, Pereira, Pensilvania y en Manizales.
“Hemos trabajado con muchas mujeres del campo. Muchas dicen que no pueden comprar las toallas porque valen 3.000 pesos cada paquete, y entonces recurren al papel higiénico y a trapos durante sus días de menstruación. Lo ideal es que ellas mismas hagan sus toallas, porque nuestra idea no es vender”, dice María Rocío Arcila, directora de la Fundación.
Rocío asegura que cada toalla diurna puede costar 4.000 pesos y soportar hasta un año y medio de uso. En un día con flujo normal, la mujer puede ponerse hasta 4 de estas toallitas. Se lavan con jabón y agua caliente y se dejan secando al sol. También se pueden meter en la lavadora.
“Nos ha ido muy bien con esta alternativa. Las mujeres que la usan dicen que el color de la sangre es diferente y que los cólicos han mermado. Al no tener químicos ni plásticos, hay menos flujo y no hay malos olores”, explica Rocío.
Para el doctor Augusto Isaza, presidente de la Asociación Antioqueña de Obstetricia y Ginecología, las toallas reusables no representan ningún peligro para la mujer mientras la tela sea absorbente. “Es como cuando las mamás les ponían pañales de tela a los bebés”, dice el médico.
Copa menstrual
Es un recipiente de silicona médica, plástico TPE o látex que se inserta en la vagina y recoge el flujo menstrual. Una vez esté llena (recoge hasta 28 gramos de líquido), se vacía el contenido y se reinserta en la vagina. La pueden usar mujeres vírgenes sin que haya peligro de romper el himen o madres que hayan tenido uno o varios partos vaginales.
Dependiendo de la marca y los cuidados, una sola copa menstrual puede durar hasta 10 años. Hay de diferentes tamaños y precios. En Mercado Libre, la copa más barata vale 20.000 pesos y la más cara, 89.000. Las envían a domicilio a cualquier rincón de Colombia.
Incluso si se compra una cada año, la copa menstrual es mucho más económica que las toallas higiénicas y tampones. Y por supuesto, más ecológica. Además, las mujeres que la usan aseguran que es bastante cómoda, pues no hay que cambiarla tantas veces en un día porque tarda entre 5 y 10 horas en llenarse, dependiendo del flujo.
“La copa es un regalo, tanto para mí como para la naturaleza. Mi cuerpo cada vez agradece más que haya cambiado las toallas higiénicas, que son tan desagradables y contaminan demasiado”, dice Bibiana Ramírez, una periodista que usa este método desde hace más de cinco años. “He roto con ese mito de que la menstruación es un mal estado. Por el contrario, hay una conexión directa con el ciclo, puedo conocer la cantidad de flujo y el olor”, asegura.
El doctor Augusto Isaza cuenta que en Medellín son muy pocas las mujeres que usan la copa menstrual. “Pero si se conoce y la persona la sabe usar, la copa está muy bien. Es un poquito exótico”, dice el médico.
Sin embargo, en Colombia hay cada vez más personas que se dedican a la comercialización de estos dispositivos. Y no solo por internet. En el mapa podrá ver los lugares del país (incluyendo varios puntos en Medellín) donde puede encontrar la copa menstrual.
Ropa interior absorbente
Un grupo de mujeres en Nueva York diseñó unos calzones capaces de absorber la sangre menstrual sin que se filtre una sola gota. Los pantis Thinx están diseñados para reemplazar a las toallas higiénicas, tampones y copas menstruales. No sólo pueden absorber la misma sangre que dos tampones corrientes, sino que además son bonitos.
Tienen diferentes diseños y precios dependiendo de la protección requerida (para los días con más y menos flujo). El más económico vale 24 dólares y el más caro, 38. Se pueden meter en la lavadora pero se deben secar de forma natural.
Y hay más. Los pantis Thinx son diseñados en Estados Unidos pero fabricados por mujeres del campo en Sri Lanka, un país insular del sur asiático. Además, por cada panti que compren la empresa dona tres toallas higiénicas desechables a las niñas que no tienen acceso a estos productos y deben faltar a la escuela durante sus días de menstruación.