Medellín

Del habitante de la casa del árbol no se sabe nada desde que esta se incendió

Una casa que se había vuelto parte del paisaje de la autopista Sur, cerca del Cerro Nutibara, se quemó. Su “propietario” desalojó la vivienda antes del incendio.

Periodista por pasión. Me gusta contar las historias de la ciudad desde todos sus puntos de vista y mostrar lo bueno y lo malo de nuestra realidad.

27 de marzo de 2023

Una decena de ramas de un laurel quemadas y un guacal que llegó a servir como piso fue lo único que quedó de la casa del árbol construida por Juan Carlos Quintero y que le sirvió de albergue desde la pandemia. Detrás de la conflagración ocurrida la noche del domingo hay más dudas que certezas.

Sobre las 8:10 de la noche, el fuego en el que quedó esta morada iluminaba la penumbra de este tramo de la autopista Sur, entre los puentes de las avenidas 33 y Guayabal. Quienes se habían acostumbrado a ver la casa del árbol desde sus carros o moto apenas daban crédito a lo sucedido y, sobre todo, se preguntaban qué había pasado con Juan Carlos.

Luego de que las llamas fueron sofocadas por el personal del Cuerpo de Bomberos de Medellín, se encontraron con que este hombre, de 40 años y conocido popularmente como “Piojo”, había abandonado la vivienda. En la revisión, no encontraron ningún objeto calcinado, además de las tablas con las que fue cimentada esta casa.

¿Qué ocurrió?

Habitantes y comerciantes del sector señalaron que horas antes del incendio se vio a Juan Carlos sacando sus pertenencias de la casa, como si se estuviera trasteando. En ese momento aún no se había presentado la conflagración.

“Nosotros lo vimos pasar con su bicicleta y otras pertenencias, cuando al rato empezamos a ver las llamas que salían de este árbol”, comentó uno de los testigos.

A partir de este testimonio, la primera hipótesis que empezó a surgir fue que el mismo Juan Carlos le habría prendido fuego a su casa, aunque tampoco se descarta que otras circunstancias hubieran ocasionado el incendio y el sacar sus cosas solo fuera una premonición.

Posterior a esta emergencia se perdió cualquier rastro de “Piojo”. En el teléfono que tenía exhibido en la casa del árbol y que las llamas no consumieron no contestó. Tampoco se le vio en el sitio donde acostumbraba cuidar carros en la avenida 33 y estuvo hasta finales de la semana pasada.

La historia de esta casa, que ya se había vuelto icónica para quienes pasaban por esta zona de la ciudad, fue construida durante el tiempo de aislamiento por la pandemia del covid-19, con las tablas que fue consiguiendo.

Pero no llegó al segundo árbol del separador de la vía de servicio de la autopista Sur como una medida de distanciamiento, teniendo en cuenta que la zona poblada más cercana es el condominio Pie del Cerro, un conjunto residencial ubicado a 100 metros sobre la vía de servicio.

Lo hizo porque por la falta de ingresos por las medidas de aislamiento, le tocó abandonar el hotel donde tenía su cuarto y dejar como pago sus pertenencias. Y por las características del laurel consideró que era el mejor lugar para tener una nueva morada.

Fue una vivienda que adecuó a su gusto, con las condiciones para no aguantar calor ni frío. En los tres metros de ancho por los dos de largo logró acomodar su cama y su cocina, justo lo que necesitaba para vivir bien, afirmó en su momento.

Peticiones de desalojo

Si bien esta casa era admirada por quienes pasaban por ella por su orden y sus jardineras bien cuidadas, para las autoridades se había vuelto un problema de seguridad, sobre todo por su cercanía con cables de alta tensión que rozaban con la copa del árbol.

Ante esta razón, EPM ya había hecho requerimientos para que fuera retirada esta propiedad ante el riesgo de que si se presentaba una descarga eléctrica, la vida de “Piojo” podía correr peligro, teniendo en cuenta que el cable es de 110.000 voltios. Hasta el momento, la decisión sobre si se realizaba un desalojo estaba en proceso.

Con los pocos rastros que quedaron de esta casa del árbol, personal del Área Metropolitana y de EPM hicieron visita a la zona. Los primeros para establecer el impacto ambiental de las llamas y determinar si sería necesario una intervención del árbol. Los segundos fueron para ver si el fuego afectó el cable de alta tensión, ya que en los sensores no se reportaron daños.

Todo esto en medio de muchas preguntas relacionadas con este incendio, como el ¿por qué después del incendio, no se volvió a saber nada de “Piojo”? ¿Se la incendiaron o él mismo la prendió? Si la prendió por cuenta propia, ¿qué llevó a que lo hiciera?

Son cuestionamientos que quedan en medio de las cenizas de una casa artesanal que, dejando de lado que era un cambuche que invadía un pequeño punto del espacio público, ya era un punto de referencia de la ciudad, ya que era única en su tipo. Solo Juan Carlos tiene certezas de lo que pasó con la que fue su morada por casi tres años.